Victoria Lafora

Victoria Lafora


54, y esto no acaba aquí

03/12/2023

Semana trágica de asesinatos machistas y violencia vicaria. Tres mujeres y una niña han sido degolladas o apuñaladas con saña, por hombres que creían tener derecho sobre su vida o su muerte. Se llamaban Fátima, Tatiana y Leticia y la pobre criatura de cinco años a la que su padre segó el cuello, Abril.

Del clima de terror que estas mujeres han vivido, antes del fatal desenlace, da cuenta el que la hija de Fátima, que se arrojó al vacío tras ver el asesinato de su madre (aunque no se descarta que el padre la empujara), de momento sigue en el hospital. ¿Cómo se sale de una experiencia así?

A Leticia la estranguló su marido delante de sus dos niños pequeños. Era militar y en su perfil de una página de citas aseguraba a sus posibles ligues que era un hombre sensato y tranquilo que necesitaba compañía...

Pero de nada sirve analizar el perfil psicopatológico de los personajes. Lo fundamental es que a una mujer que denuncia a su agresor no se le retire la protección policial, porque eso es lo que espera el asesino. Que el Estado, que protegió a cada una de las posibles víctimas de los terroristas de ETA, no abandone a su suerte a las mujeres que tienen el infortunio de introducir en su vida a un terrorista de género.

Porque la vida con un violento maltratador es lo más parecido a vivir en un régimen de terror, donde la muerte está a la vuelta de la esquina.

La nueva ministra de Igualdad, Ana Redondo, ha declarado que "la democracia española no puede tolerar más asesinatos machistas". Teniendo en cuenta que su llegada al cargo ha coincidido con la semana trágica, ¿no habría sido más eficaz comparecer ante los medios que subir un comentario a la red de Elon Musk? Sobre todo, porque la respuesta que necesitan los ciudadanos es saber qué piensa hacer para evitar más asesinatos, que le va a plantear al ministro del Interior con quien se quiere reunir.

Por principio, toda mujer cuya pareja haya sido condenada a cárcel por maltrato, debería tener protección policial cuando su agresor cumpla la condena y salga a la calle. Hay que hacer un estudio de cuantas y en qué condiciones son necesarias casas de acogida. Hay testimonios durísimos de vejaciones en determinados centros.

Ya solo les falta a las víctimas que, después de recibir golpes e insultos, escapen a un centro de acogida donde las traten sin respeto. La cárcel es para el agresor, no para la víctima.

En su escueto comunicado, la ministra Redondo no precisó a que se refería con su intención de "reforzar los recursos para prevenir la violencia". Porque, a la vista de los hechos, los remedios aplicados hasta ahora no le han servido de mucho a la mujer de Tenerife y su hijo, heridos, también esta semana, en el incendio de su vivienda provocando por su pareja.

Hagan algo y háganlo ya. Mil doscientas treinta y nueve mujeres y cincuenta niños asesinados en veinte años es terrorismo doméstico.