Fue un fenómeno surgido antes de la pandemia para dar una solución a los bajos de los edificios que no encontraban una salida para uso comercial o como oficinas, pero estos locales ávidos de una oportunidad también se reconvirtieron en merenderos y trasteros como alternativas interesantes para los propietarios. Ahora, desde que entró en vigor la revisión del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), es posible transformar las lonjas adecuadas en garajes que alivien la falta de espacios disponibles en determinados barrios de la capital.

Esta opción obliga a reunir unos requisitos urbanísticos y unas características técnicas muy concretas que minimizan las opciones y que restan atractivo a los ojos de los propietarios y de los inversores.
Por ejemplo, antes de la mencionada modificación del PGOU ya surgió el interés por acondicionar un aparcamiento en rotación con capacidad para 22 vehículos en un local de 800 metros cuadrados de la calle Luis Alberdi 7 y 9, pero el proyecto finalmente no salió adelante.

No siempre resulta sencillo dar con la tecla. El concejal de Licencias, Ignacio Peña, destaca que las solicitudes recibidas en los últimos meses para convertir este tipo de bajos en garajes privados son testimoniales y, al mismo tiempo, subraya el interés recibido a lo largo del año por otras alternativas dispuestas a dar una nueva vida a estos locales varados.

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