Motor de arranque o acelerador. Depende del pueblo desde el que se mire, las subvenciones pueden marcar las decisiones presentes y el futuro municipal o simplemente servir como un impulso más para que los vecinos tracen su propio destino. En Fuenteodra lo tienen claro desde el principio. Soñar alto para sentirse libres de llegar lejos. Y quien les quiera acompañar en su vuelo bienvenido sea, siempre que sume.

De momento no tienen previsto aterrizar, mucho menos forzosamente, sino alimentar ese ambicioso viaje que, tras salvar a la Dama de las Loras de la ruina, busca devolverle el protagonismo que hace siglos ejerció en la comarca. Unas veces a zancadas y otras a saltitos, como ahora, con un par de actuaciones menores en el exterior de la iglesia, que sin embargo no van a pasar desapercibidas para los visitantes de Fuenteodra.

La Junta Vecinal había acudido de nuevo a la convocatoria del convenio de las goteras pero ha sido una de las muchas localidades que se ha quedado fuera, al alcanzar el crédito solo para 52 de las 178 solicitudes presentadas a la convocatoria bienal de la Diputación de Burgos y el Arzobispado. «Hemos decidido no lamernos las heridas y ponernos manos a la obra», afirma decidido Javier Maisterra, presidente de la AsociaciónCultural Manapites. «Para mí, la subvención ayuda pero no tiene que condicionar», añade, consciente de que se trata de un proceder «extremadamente raro en los pueblos», pero también importante para abrir camino y demostrar que «una asociación tan pequeña de un diminuto pueblo como Fuenteodra, como tantas otras a lo largo y ancho de la geografía burgalesa, puede acometer obras, en este caso con un valor de mercado próximo a los 20.000 euros, sin recurrir a subvenciones de cualquiera de las administraciones», recalca.

El atrio sur se está restaurando con la misma configuración que tenía originalmente, con madera y tejas. - Foto: A.C. Manapites

En su caso ha sido posible gracias a la venta de calendarios y de algún ingreso extra procedente de una sorpresa que la asociación está a punto de desvelar, así como aportaciones de la pedanía y de sus vecinos y la donación de tejas de la multinacional Edilians, que ya puso las de la cubierta del templo.

Por un lado, reconstruyen la estructura de madera y tejas que remataba el atrio sur, con la configuración exacta que tenía hace unas décadas y que han podido clonar gracias a las fotografías de la iglesia de SanLorenzo Mártir tomadas en sus años de profunda decrepitud.

Por otro, ultiman la restauración del solado de cantos calizos del atrio de entrada, donde han recuperado la bella figura de una rosa hexapétala o hexafolia que se encontraba prácticamente oculta por la tierra y desdibujada por el paso del tiempo. Esa rosa de la vida, presente en el culto al sol desde la Edad del Bronce e importante en la cultura celta, se trasladó al cristianismo como luz eterna y, por tanto, representa la resurrección. También la de la Dama de las Loras.