Cuatro años después de la implantación de los distritos a los que Burgos está obligada por la Ley de Grandes Ciudades, los barrios claman contra estos órganos de participación al considerar que no sirven para canalizar las demandas de mayor calado pero tampoco las de menor entidad.
Las asociaciones vecinales que las integran quieren reunirse este mes al margen de las juntas de distrito para acordar medidas conjuntas y exigir al equipo de Gobierno del Ayuntamiento que lleve a cabo las inversiones prometidas lo antes posible. «Es una buena idea que nos reunamos para ver qué podemos hacer, quizás tengamos que dar nosotros pistas a los políticos para que sean operativos o igual tienen que venir los técnicos a las reuniones para decir qué propuestas se pueden ejecutar, dado que las que proponemos no se llevan a cabo», indicó Concepción Camarero de la Asociación de Vecinos San Pedro de la Fuente y Fuentecillas.
En este sentido, pone como ejemplo que se pidiera algo tan sencillo como la instalación de bancos en estos barrios a comienzos de año 2024 y no se haya colocado ni uno. «Las juntas de distrito no han servido para canalizar este tipo de demandas pero tampoco las grandes inversiones ligadas al 1% del presupuesto», añadió.
Del mismo sentir es Francisco Bárcena, de la Asociación Casco Histórico Alto, que considera positivo hacer una reunión entre las asociaciones para tomar decisiones que permitan que la participación vecinal sea real. «Todo es muy lento y se hacen reuniones que no valen para nada.Es necesario cambiar el funcionamiento o todo seguirá igual», señaló.
En el año que acaba de concluir solo se ha logrado gastar una ínfima parte de los 2,36 millones que tenían asignados los cinco distritos. A ello se añade que ninguno ha sacado adelante la actuación que eligieron en primer lugar para que se ejecutara en esa anualidad. En el Sur no se ha llegado a tiempo para mejorar la accesibilidad de la calle Frías, el Oeste no ha visto ningún paso para la construcción de un centro municipal, el Centro-Norte no logró que se hiciera una rampa en la plaza de los Castaños ni el Periférico que se mejorara el centro municipal de Villatoro.
El Este tampoco consiguió adecentar la plaza de la iglesia de Capiscol y en su lugar se optó por destinar el dinero al proyecto que figuraba en el segundo lugar de prioridades, el carril bici de la avenida de la Constitución. Las obras están adjudicadas pero no se han iniciado. También se destinó una pequeña cantidad a restaurar el lavadero de Cortes, que figuraba como tercera prioridad en el Periférico. De este modo, ha pasado otro año en blanco y ya van cuatro.
El cambio adoptado en el actual mandado para que las juntas de distrito estuvieran presididas por concejales del equipo de Gobierno para agilizar las tramitación de las demandas tampoco ha servido e, incluso. Por algunos como el Oeste han pasado tres presidentes y dos por el Centro-Norte. «Así estamos, sin operatividad sin efectividad», apuntó Camarero, al tiempo que indicó que hay mucho «malestar» entre las asociaciones. «Estamos muy enfadados, no hay voluntad para que los distritos sean operativos y no se llega a nada».
Reuniones poco operativas. En el caso del Distrito Oeste, la prioridad era la construcción de un centro municipal prefabricado en una parcela de la calle Mar de Plata del barrio San Juan Bautista, tal y como se acordó en la junta de distrito, pero de buenas a primeras se encontraron con que se había elegido otra ubicación sin consultar. «No han hecho absolutamente nada a pesar de tener numerosas reuniones. Nos marean para nada», indicó Blanca González, de la Asociación Peña Los Sanjuanes.
El enfado es tan mayúsculo en el Distrito Sur que hasta ha dimitido uno de los integrantes de la junta de distrito en representación de la Asociación de Vecinos Nuestro Barrio con una carta de renuncia muy dura hacia los responsables políticos. «Si no son operativos ni resolutivos no tienen sentido. Nos piden paciencia pero se van a pasar los cuatro años en blanco», indicó el presidente de la organización vecinal, Florentino González.
En el Distrito Periférico, que aglutina a los barrios de Villatoro, Villagonzalo Arenas, La Ventilla, Villalonquéjar, Cótar y Villafría, tampoco se han conseguido hacer mejoras prometidas en el centro municipal. «No sé para qué sirven», reconoció Javier Rodríguez, de la Asociación de Vecinos de Villatoro.
José Antonio Irisarri, presidente de la Asociación de Vecinos La Ventilla, considera que deben fijarse las prioridades de 2025 a lo largo de este mes de enero para que puedan iniciarse las obras lo antes posible. «Tenemos que dar caña este comienzo de año. O tenemos distritos o no los tenemos. Si el problema es que no hay técnicos en el Ayuntamiento para hacer los proyectos que se contraten fuera para que todo sea más ágil».
La opinión tampoco es mucho mejor en el Distrito Este (Gamonal, Capiscol, G-9, Villímar y San Cristóbal) a positiva a pesar de ser el más beneficiado en 2024. «Tienen que darle una vuelta. No sirven para nada y nos hacen perder el tiempo a los ciudadanos que vamos allí para hacer algo por nuestro barrio», indicó Amaro Catalina, de la Asociación Bulevar 21 de Capiscol.
La nueva concejala de Distritos, Carolina Álvarez, considera necesario contar con una cartera de proyectos para irlos ejecutando. «El atasco está ahí, sin proyecto no se pueden hacer las obras». También avanzó que Intervención y Asesoría Jurídica valoran la fórmula para que dinero que no se ha empleado un año se pueda usar el siguiente.