Bonifacio Cuesta es un cura como Dios manda, no sólo porque atienda con mimo y entrega a los fieles de nada menos que una treintena de parroquias, sino porque exhibe un cuidado y un celo enormes con el estado de los templos a cuyo cargo se encuentra.Aunque para él todos son importantes -ahora está pendiente de poder restaurar la bellísima iglesia románica de Pino de Bureba, pueblo sobre el que reina la Peña del Sol-, en sus dominios hay dos templos que sonBien de Interés Cultural (BIC), figura que reconoce la trascendencia histórica y artística de los inmuebles y obliga a su conservación. Y en ambos hace tiempo que urgía intervenir; hecho que, por fin, va a llevarse a cabo merced al acuerdo firmado hace unos meses entre Diputación, Junta,Arzobispado y el Consistorio de la villa salinera.
La iglesia abacial de San Salvador de Oña es imponente; atesora cierto aire catedralicio que revela la importancia del templo. A simple vista cuesta identificar los males que la acechan, pero estos no son pocos. Bonifacio se mueve por sus naves con tanto conocimiento como determinación, y nadie como él conoce las debilidades del templo: son las goteras las que están poniendo en riesgo esta joya. Tanto la nave central como una de las laterales, llamada del Evangelio, están muy tocadas por la humedad: un día sí y otro también, el páter se encuentra con algún cascote desprendido mientras asiste con frustración a la acción inmisericorde del agua que se filtra por las cubiertas y deja su huella en el interior, que es bien visible si se escruta con detenimiento.
En la nave del Evangelio, además, esas humedades están poniendo en riesgo los retablos barrocos policromados que la adornan y los relieves de los capiteles. «Es una lástima», musita el párroco.Aunque la nave central fue rehabilitada para las Edades del Hombre que acogió la histórica villa ('Monacatus', 2012), también se actuará en ella: las oscuras manchas que se ven en su alturas denotan la humedad que está afectándola. «Un templo tan grande exige mucho mantenimiento. Y el dinero es el que es», apostilla Cuesta, que se muestra aliviado con la inminente rehabilitación de estas naves y de una de las cubiertas, que es por la que se filtra la humedad y provoca los continuos desconchones con su consiguiente erosión.
En efecto, la cubierta lateral, que se asoma al cementerio, está hecha una pena: la visible maleza la ha conquistado casi por completo, facilitando así la creación de goteras. Algunos tramos se dirían jardines a tenor de las hierbas que en ellos crecen. También se han desprendido varias losetas. «Hay piedras que están sueltas y de las que se han caído se ven los huecos», indica señalando varios puntos del citado lateral. Los canalones exhiben sus mal estado, incapaces de contener el agua. Desde arriba, tras ascender por un husillo y salir al exterior, la ruina de las cubiertas es aún más visible: los hierbajos campan a sus anchas, hay numerosas tejas rotas, grietas abisales e incluso los agujeros por los que se filtra el agua se identifican a la perfección. «Hay que arreglarlo cuanto antes.Es realmente urgente. Hay más cosas que mejorar en la iglesia, pero esto es imperioso».
san cosme y san damián. También es una iglesia bellísima la de San Cosme y San Damián de Poza de la Sal.Aunque no posea el relumbre de SanSalvador en cuanto a su importancia en los orígenes fundacionales de Castilla, es un templo de enorme valor. Y la rehabilitación se que va a acometer en los próximos meses se va a centrar en su portada, que exhibe una imagen de deterioro que contrasta con la enorme belleza que sí muestra el casco histórico de la villa salinera, que parece sacado de un cuento de hadas. Amén de la suciedad y la negrura de alguna de las zonas de este pórtico del siglo XVII, son las columnas que flanquean la entrada al templo las que presentan un estado asaz deplorable: están casi carcomidas por el agua y el aire, y su deterioro es rampante.También la cubierta y el dintel exigirán de una mejora notable, ya que se observan bien las fracturas por las que se filtra el agua.
Las efigies de los santos a los que está consagrada la iglesia, obra del escultor Sebastián López de Frías, también serán rehabilitadas. «Aunque también estamos buscando financiación para el órgano, lo más urgente en este templo es acometer la mejora de la portada. Consideramos que no puede seguir así.Las columnas de piedra se están deshaciendo», explica Cuesta. El delegado diocesano de Patrimonio,Juan Álvarez Quevedo, asegura que la actuación en los templos de Oña y Poza (también queda pendiente la reforma de la iglesia de Vizcaínos) comenzarán este mismo verano, y aunque es difícil marcar un plazo para la terminación de ambas, esperan que no se alargue más allá de este mismo año.