A lo mejor/peor me he pasado algo en el título, porque lo cierto es que -como cada año, semana arriba o abajo- lo que hago no es vendimiar, sino celebrar la vendimia en la memoria. Años ha -demasiados-, en el siglo pasado, recuerdo que participaba en la actividad familiar de recolección de la uva en algunos viñedos propios, o de allegados y amigos. Echando una mano; garillo en la diestra y racimo garnacho en la otra, para depositarle -con mimo- en el cunacho; y de ahí, ya llenado, a los grandes y pesados cestos -recién mojados y de pie- en el carro o remolque.
Al filo del mediodía, un alto para el descanso y la comida. Sentados en el suelo de un ribazo, atacábamos el bacalao con salsa verde y guiso de pollo, amén del trasiego alternativo del porrón y la bota con clarete ojo gallo; de cosecha propia, claro… Para postre también uvas, de unas cepas albillo del majuelo, tan tostadas y pecosas como almibaradas. Después el penúltimo trago, y vuelta a los líneos hasta el anochecer, para llevar el fruto al lagar, y lo que se terciara…
Pues, conmemorando y recordando, se ha vivido una nueva edición de la Gran Fiesta de la Vendimia, organizada por la DO Ribera del Duero. Aunque con sede en Roa, la Plaza Mayor de Aranda -capital comarcal- ha sido el escenario de los actos principales; con catas varias, presencia de personajes populares, música, conciertos, etc. Y el primer mosto de la cosecha; y el vino, motor de mucha vida en nuestro entorno rural…
Esta celebración también ha coincidido -no solapado- en las fechas, con el final del medio siglo de la Peña Tierra Aranda, y el término de la ronda festera de todas estas asociaciones locales, parte muy importante del acontecer arandino. ¡Felicitaciones y gracias!
PD.- De fiesta en fiesta, son vísperas de las patronales en honor de la Virgen de las Viñas; y, en su ermita, anda ya mediada la novena, siempre muy presente en la devoción que sentimos hacia Ella.