Antonio López se ha dado este primer semestre del año para entregar las puertas de la Catedral. En un principio iban a estar en Burgos en 2024, pero el artista -más bien sus colaboradores- ha informado al Cabildo de que en estos seis meses estarán para ser colocadas en el Museo Catedralicio, donde se exhibirán según la autorización que ha aprobado la Junta. Ese será su primer destino, aunque Félix Castro insiste en que «no va a desistir de ponerlas en el lugar para el que se concibieron, el pórtico principal en la plaza de Santa María».
Tanto él como Juan Álvarez Quevedo explican que el convenio que se firmó con Antonio López y la fundición se establece que «corresponde al artista el traslado de las puertas». Y esperan que, por supuesto, estén antes de julio de este año.
«Va a suponer un gran enriquecimiento patrimonial para la Catedral y para Burgos; sin duda muchos turistas vendrán aquí solo atraídos por esas piezas», afirma.
Lo que ha autorizado la Junta de Castilla y León es que las puertas de bronce se muestren en el Museo Catedralicio, que es lo que había solicitado el Cabildo. Esto no significa que finalmente la obra vaya a terminar luciendo en el lugar para el que ha sido concebida; para eso aún no ha recibido la aprobación definitiva, aunque en el seno del Cabildo mantienen esa esperanza.
La polémica generada en torno al encargo que realizó al artista manchego no ha hecho desfallecer al Cabildo, que creyó en el proyecto desde el primer momento, consciente de la idoneidad del mismo. Tan es así, que pese a que existió una corriente contraria (si bien es cierto que minoritaria, pero asaz ruidosa) no ha cejado en su empeño, y ha ido ajustando el mismo con la esperanza de recibir un día el visto bueno de la administración regional y de la Unesco, organismo que tutela todos aquellos bienes que ostentan el título de Patrimonio de la Humanidad.