La Ribera cierra 2024 con la menor cifra de paro en 20 años

I.M.L. / Aranda de Duero
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Servicios y agricultura son los únicos sectores en los que crece el desempleo en estas dos últimas décadas. La discriminación por sexo se percibe en los datos al alza en la tasa femenina

La industria en la comarca ribereña, sobre todo en las grandes plantas ubicadas en Aranda, ha logrado reducir su nivel de desempleo a más de la mitad desde hace cuatro lustros. - Foto: Patricia

La buena marcha del mercado laboral en la comarca ribereña constituye uno de los índices económicos que apuntan a una mejoría paulatina y general. Aunque el sector servicios y en el agrícola sufren los vaivenes de la temporalidad según las diferentes campañas, la estabilidad del tejido industrial y el aumento de las nuevas promociones en la construcción la permiten que el índice de desempleo en la zona haya tomado la curva descendente continua desde hace años.

El año 2024 concluía con un total de 2.063 personas inscritas como demandantes de empleo en la oficina del Servicio Público de Empleo de Castilla y León en Aranda. Hay que remontarse hasta 2005 para encontrar una cifra similar al terminar un año, cuando había 2.048 parados registrados en la comarca ribereña. En todo este tiempo, a excepción de los datos de 2006 y 2007, cuando el nivel de desempleo no supero las 1.900 personas, el resto de los ejercicios han terminado con datos al alza, con un pico máximo en 2013 en el que hubo 4.652 parados en diciembre. Desde entonces, el descenso ha sido la tónica general en los datos que periódicamente ofrece el Servicio Público de empleo de Castilla y León de la oficina que opera desde Aranda de Duero.

El análisis por sectores económicos de estas estadísticas ayuda a tener una visión del avance del empleo en perspectiva. Sorprende que el segundo nicho con más trabajadores en la comarca, el de servicios, sea no sólo que el que acumule más parados ahora sino también el que sufre un mayor aumento con respecto a 2005. Si aquel año acabó con 991 parados en este ámbito, este diciembre ha acabado con 1.311, una tercera parte más que hace 20 años. El cierre de establecimientos y la temporalidad que caracteriza sobre todo a la hostelería pueden ser los motivos que estén detrás de este incremento.

2.063 desempleados inscritos en la oficina del Ecyl de Aranda a la búsqueda de un contrato de trabajo al finalizar el año 2024, un 3,7% de la población comarcal


La agricultura también registra un aumento en su nivel de desempleo en su comparación con hace dos décadas. En todo este tiempo el salto es de las 176 personas que buscaban un contrato en el campo a las 292 que están en esa situación actualmente, menos personas que en servicios, pero con un incremento de más del 60% en estos 20 años.

La cara positiva de este balance la aportan los ámbitos de la industria y la construcción. En el primer caso, el desempleo actual es menos de la mitad que en 2005 al haber acabado el año con 234 personas buscando un contrato en este sector, cuando hace 20 eran 528. La puesta en marcha de algunas grandes factorías en la capital ribereña, como Tubos Aranda en 2005 o TecnoAranda en 2009, y la posición estratégica de otras anteriores, como Michelin, Pascual o GSK, contribuye a que las demandas de empleo en la industria tengan una rápida respuesta para cubrir puestos de operario o más específicos. 

Para la construcción, la comparativa ofrece una mejor valoración, ya que se ha reducido un 60% en estas dos décadas para quedarse en 88 parados en toda la comarca frente a los 213 que había en este mismo epígrafe al acabar 2005. Después de una época de vacas flacas, con la paralización de licencias a la espera de aprobar el nuevo plan de ordenación urbano local, las empresas de este gremio viven desde hace tres años una acumulación de proyectos que provoca que se precise más mano de obra para sacarlos adelante, tanto el ámbito privado como el público.

88 parados constituye la cifra más baja por sectores en las estadísticas oficiales y corresponde a la construcción, que pasa por un momento de gran actividad


La cara negativa de esta comparativa en el índice de desempleo la ofrece la tasa femenina que con el paso del tiempo sigue siendo mucho más elevada que en el caso de la masculina. Hace 20 años, por cada hombre en paro había 1,3 mujeres en la comarca buscando un trabajo; una equivalencia que no sólo no se ha igualado sino que la diferencia se ha acentuado hasta 1,6. En la actualidad, en la oficina del Ecyl de Aranda hay inscritas 1.285 mujeres mientras que los hombres son 778. Una circunstancia que se encuentra cronificada en una comarca en la que muchos de los empleos que se ofrecen, mayoritariamente en el campo y en la industria, tienen como destinatarios a los hombres, mientras las mujeres se enfocan más a los servicios.

María del Carmen Ortega, camarera.

María del Carmen Ortega | Camarera

«Cuanto más mayor eres, se pone más complicado encontrar trabajo»

Después de trabajar en sectores tan diversos como el de la alimentación o la construcción, Mari Carmen Ortega tiró de experiencia en hostelería para conseguir su último contrato detrás de una barra, donde sigue atendiendo a los clientes. A sus 49 años, su bagaje en el mundo laboral le ha servido para comprobar que la edad es un escollo en muchas ocasiones. «Cuanto más mayor eres, se pone más complicado porque la edad les echa para atrás, aunque si eres joven y no tienen experiencia también te ponen pegas», reconoce las dos caras de una misma moneda en la búsqueda activa de trabajo.

Ella reconoce que nunca le ha costado encontrar un empleo, pero que hay entrevistas laborales en las que se perpetúan distinciones por el sexo que deberían estar erradicadas. «Te preguntan si tienes hijos, si piensas tener más; eso te afecta porque no se lo preguntan a un hombre y yo ya sabré cómo me tengo que apañar, no tendría que ser impedimento para conseguir un empleo», defiende su postura ante una cortapisa que algunos empresarios tienen presente a la hora de contratar a su personal.

Grace Mª Gutiérrez, teleoperadora.Grace Mª Gutiérrez | Teleoperadora

«Los contratos temporales o por horas han bajado enormemente»

Esta hondureña lleva camino de tres años en Aranda y, mientras completa la regulación de su estancia, ha aprovechado para completar su formación. A sus 44 años, se ha adaptado a los usos locales a través de los cursos de competencias básicas y el de servicio doméstico y geriatría, ambos a través de Cáritas, que le han ayudado a encontrar algún empleo temporal. «Son contratos temporales o por hora, pero ha bajado enormemente del año pasado a este y ahora está mucho más complicado encontrar trabajo», apunta por su propia experiencia.

Tanto es así que, en el último mes no se han cumplido las expectativas que ella tenía por lo que había vivido en 2023. «Entonces tuve varias casas para limpieza en diciembre, pero este año no ha salido nada, aunque no es algo para siempre, pero así tengo algunos ingresos», reconoce. Ahora, esa fuente de ingresos la ha encontrado en un servicio de atención al cliente en formato de teletrabajo, a través de un contrato internacional, que espera que le sirva de lanzadera para nuevos empleos, porque ella tiene estudios universitarios en Relaciones Industriales y es bilingüe español-inglés.