El magnífico retablo renacentista que ejecutaron aquellos genios llamados Diego de Siloe y Felipe Bigarny para el altar mayor la Capilla del Condestable de la Catedral a comienzos del siglo XVI brilla con luz propia. Pero, además, como se ha sabido ahora gracias a las revelaciones del historiador del Arte José Antonio Gárate, lo hace ocultando restos de la primitiva estructura, que lleva siglos a la sombra. Sin embargo, sus restos se conservan perfectamente. Ese retablo primigenio, de estilo tardogótico y contemporáneo a la construcción de la capilla (finales del siglo XV), tiene un alto valor. «Según los restos que se conservan de este primitivo altar (...) podemos determinar que combinaba obra en piedra y obra en madera. Los elementos pétreos del altar actuarían principalmente como marco del retablo tardogótico y los realizaría el taller de Simón de Colonia al mismo tiempo que se levantaba la capilla. La obra en madera protagonizaría sobre todo el centro de la composición y se debería al taller de Gil de Siloe», escribe Gárate en el estudio que acaba de publicar en el último boletín de la Institución Fernán González con el título 'El primitivo altar mayor de la Capilla del Condestable de la Catedral de Burgos'.
Señala el historiador que durante la restauración realizada a mediados de los años 90 del siglo XX en la capilla también llamada de la Purificación, «un espectacular andamio permitió contemplar de cerca las imágenes que decoraban las claves de su impresionante bóveda estrellada. Se pudo comprobar que diecisiete tallas en madera dorada y policromada presidían los pinjantes de las claves.
Concretamente se trataba de dieciséis esculturas de apóstoles y evangelistas y un gran relieve con el tema de la Presentación de Jesús en el Templo. Este último decoraba el centro de la bóveda. También se pudo apreciar que todas las piezas, que eran de una gran calidad artística, respondían al estilo del taller de Gil de Siloe y que, por su morfología, más parecían partes de un retablo que pinjantes de bóveda. Por ello, enseguida se pensó, creo que acertadamente, que eran restos del primitivo retablo mayor de la capilla».
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