Algo está cambiando. Puede que con cuentagotas. Tal vez de una forma más lenta de lo esperado / deseado. Pero, al fin, los jóvenes de Castilla y León alzan la voz y reivindican que quizá el éxito es algo tan sencillo como estar donde quieres y cuando quieres. Es decir, en tu tierra, la misma que durante décadas ha visto cómo gran parte de su talento hacía las maletas y no ponía remedio. 

Hasta ahora nos habían dicho por activa y por pasiva que el triunfo era salir de nuestra comunidad autónoma y, además, no se dudaba en calificar de fracaso el hecho de quedarse. Pues bien, ni hay nada malo en salir (al revés, es de las mejores cosas que cualquiera puede hacer) ni tampoco hay nada negativo en quedarse. Eso sí, una cosa es irte fuera, a estudiar, a vivir, a trabajar... y otra que te echen. 

Ahora que se empiezan a romper este tipo de prejuicios, también surgen nuevas formas de mirar y de sentir Castilla. Algo se está encendiendo, es como si estuviera resurgiendo un cierto amor por nuestras raíces que hasta este momento permanecía no sé si dormido, pero sí callado. 

Como sucede en otros tantos ámbitos, se necesita que jóvenes y no tan jóvenes creamos más en ello. Un poco más de autoestima. También un cambio de mentalidad a nivel político y social para superar ciertos convencionalismos. Aquí hay posibilidades. Hay presente y futuro. Salgamos, entremos, volvamos... merece la pena.