Barrios a medio gas con las persianas bajadas y carteles de 'cerrado por vacaciones', colas de turistas para visitar la Catedral, bares y terrazas del centro ocupadas por forasteros que por la noche no dan crédito cuando tienen que ponerse la chaqueta. Son algunos síntomas de que todavía estamos sumergidos en el plácido, y un poco aburrido, agosto de la capital burgalesa. La provincia es otra cosa, con los pueblos que multiplican su población, con fiestas de norte a sur, festivales, pruebas deportivas o recreaciones históricas. Todavía quedan por tachar de la agenda el Pollogómez, la Fiesta a Baco en Baños de Valdearados, las batallas de Atapuerca y de Tamarón, el espectáculo sobre la reina Juana en Arcos, el Festivalle Tobalina, la Nocturna de Villadiego, el Geo Fest o el Castrillo Metal Fest. En pocos días llegarán también el Festival de Mujeres Creadoras en Silos y Puentedura y el Ebrovisión de Miranda. Mucha oferta en pocos días. Me da grima que muchos de nuestros pueblos recobren vida solo en los veranos.
Por su parte, la ciudad de Burgos padece una fuerte sequía agosteña en lo que a eventos se refiere, con excepciones como el ciclo Domingos en el Espolón, actuaciones en el nuevo callejón acústico junto a la Casa del Cordón, charangas, algunas rutas y espectáculos teatrales, las exposiciones y talleres del MEH, o la novedosa carrera nocturna anunciada para cerrar el mes que, con nombre en inglés, mezclará deporte y espectáculo.
Algo más de animación podría llegar en los dos próximos agostos en los que tenemos a la vista posibles celebraciones en la capital burgalesa. En 2025 se cumplirán 120 años del eclipse total de sol que un 30 de agosto convirtió a Burgos en epicentro mundial con la presencia de la familia real y de cientos de astrólogos procedentes de toda España, Holanda, Francia, Alemania, Estados Unidos… El concejo organizó con tal motivo corridas de toros, bailes populares, fuegos artificiales y exposiciones artísticas en una ciudad repleta de gente, con las fondas, posadas, casas de huéspedes, cantinas y cafés abigarrados por la multitud. Y para el 12 de agosto de 2026 se anuncia otro eclipse total de sol que ciento veintiún años después podrá de nuevo ser disfrutado desde Burgos entre un puñado de lugares españoles que serán testigos excepcionales de este fenómeno astronómico. Dos buenas excusas para quitar un poco de sosería a los agostos burgaleses.