Quería ser periodista, pero sus padres eran farmacéuticos y le animaron a estudiar para el negocio que tenía en casa. Como la cabra tira al monte, enseguida trató de combinar sus estudios con la comunicación aprovechando las redes sociales. Así nació Boticaria García, de nombre real María Ángeles García, doctora en Farmacia y graduada en Nutrición Humana, Dietética, Óptica y Optometría, y una de las divulgadoras científicas y sanitarias con más presencia en los medios.
Con ese bagaje, el humor que le ha hecho acercarse a miles de personas y echando mano de evidencias científicas se pasó este martes por la Feria del Libro de Burgos para presentar Tu cerebro tiene hambre (Editorial Planeta). Y lo hizo como si fuera la farmacéutica de confianza de los burgaleses dado el vínculo que tiene con la provincia: la madre de Boticaria García procede de Gumiel de Izán y allí sigue residiendo su abuela. Por eso a la nutricionista se la ve de vez en cuando por el pueblo de su infancia o por Aranda (en la presentación estuvo su amigo César Redondo, del grupo Maldito Reloj).
En Tu cerebro tiene hambre aborda la pérdida de peso desde tres ámbitos: el intestino, el cerebro y el músculo para que no pase con el 90% de las dietas, que fracasan entre los 6 y 9 meses. «Mi objetivo era meter al músculo en la ecuación y para eso le pedí a Javier Butragueño, doctor en Ciencia de la Actividad Física y el Deporte, que elaborara un circuito de ejercicios que pudiera hacer la gente en su casa dedicando 10 minutos al día, sin gastarse un duro y solo con su cuerpo», explica.
El circuito lo han denominado 'Tris, Tras, Cucú-tras' porque se trata de «entrenar el Tris, que son las siglas del tren inferior (piernas, glúteos) y superior (brazos, hombros); el Tras, el trabajo de abdomen sexy, y el cuerpo, cuádriceps y trasero -Cucú-Tras». Lo que propone es «fortalecer los músculos con sentadillas, zancadas largas o pesas sin complicarnos la vida». Hacer ese tipo de ejercicio -y no solo el cardiovascular- es importante porque el músculo genera mioquinas (que la Boticaria bautiza como súper quinas por sus grandes poderes) que viajan al intestino y producen bacterias buenas como la microbiota. Y viajan al cerebro ayudando a las neuronas a mejorar sus conexiones: «A las personas mayores se les dice que hagan sopas de letras, pero que tengan cuidado con el ejercicio no se vayan a romper. Pues no. Menos sudokus y más sentadillas. Porque sabemos que los ejercicios de fuerza previenen el deterioro cognitivo. Y es importante, ya que hablamos de entrenamientos en casa».
A través de emoticonos con los que describe a los actores del libro (la dopamina tiene los ojos estrellados, el cortisol es un hongo atómico, la endorfina está relajada...), Boticaria García habla del hambre emocional, el tamaño de las raciones, que no existe una universal, la obesidad como problema de salud, el papel del sueño y el estrés, etc. «Nunca es tarde para el ejercicio físico, especialmente el de fuerza. Porque ninguna píldora sustituye al ejercicio y la alimentación», concluye.