La Fundéu (Fundación del Español Urgente) elige cada año la palabra que mejor define una tendencia del año que concluye. Una vez más el jurado ha elegido bien y la palabra 'polarización' se incorpora a la lista de conceptos encumbrados y definiciones estrella del año. Antes eligieron: vacunas, confinamiento, aporofobia, populismo, refugiado, selfi y escrache, conceptos todos conforme al espíritu del año.
Para el 2023 han señalado 'polarización', que define la situación política nacional que ha conocido este ejercicio doble cita electoral, que provocó primero un vuelco (municipales y autonómicas) y luego un empate con ventaja del PSOE en el segundo acto, al revalidar el gobierno Sánchez mediante una alianza con más de una docena de partidos que propiciaron 178 votos para la investidura, pero no para el resto de decisiones legislativas que requieren una negociación específica y promete una legislatura emocionante.
El cuadro se llama polarización: aparición de dos o más polos considerados como opuestos y sin posibilidad de entenderse. La confrontación caracteriza la polarización. Cada polo tiene una posición decidida, cerrada, inconmovible. La polarización no es compatible con la transversalidad, ni con la tolerancia. Permite negociaciones, pero entre una de las partes o polos que componen el conjunto.
La mayoría de 178 escaños (dos más de los necesarios) emerge como un resultado extraordinario, titánico, el máximo posible, óptimo primero al que se puede aspirar en una situación polarizada. La polarización es el resultado de una 'frustración sistémica' de buena parte del electorado que, por un lado, se consolida en una posición sin matices en favor de una alternativa política contrapuesta a cualquier otra y, por otro, se excluye de cualquier opción y fragmenta su voto entre la abstención, el voto en contra o el voto alternativo al tradicional.
El resultado de la polarización acentúa la confrontación y debilita el consenso que fue característico de las primeras décadas del sistema democrático español.
La frustración ciudadana dio la espalda a las mayorías suficientes, y ahora, por lo mismo, puede hacer otro tanto con coaliciones tras diez años de experiencia de rechazo de mayorías claras.