Valpuesta supone un pilar esencial, primigenio, del castellano o español (tanto da) que hasta ahora no ha pasado de lo virtual, de los papeles. Llama la atención el desapego histórico de nuestra Comunidad, la falta de atención al pasado y a su significado. Por fin parece que la Junta y demás autoridades despiertan del letargo y muestran disposición para valorar Valpuesta y colocarla en el rastro de los antecedentes del idioma, uno de pocos universales del planeta. 

El valor del idioma como identidad y como referencia esencial de quienes somos, de donde venimos y adónde vamos no hace falta argumentarlo. Lo que si hace falta es convertirlo en un activo con rendimientos. El valor económico (además de sentimental) del idioma es indudable y creciente. Forma parte del acervo cultural de un pueblo y por eso mismo constituye una fuente de rendimiento económicos y sociales. Sin perder de vista su valor político. 

Existen estudios serios sobre la contribución del idioma, del español, al PIB. El profesor García Delgado ha encabezado alguno. Son varios puntos de PIB los que tienen su origen en la enseñanza, explicación y difusión del idioma. Los ingleses nos llevan mucha ventaja, también otras lenguas europeas con mucha menos difusión y potencialidad que el español han trabajado en ese yacimiento de valor.

En Burgos no hemos andado muy despiertos; Salamanca con su universidad e incluso Logroño con San Millán de la Cogolla nos llevan varios cuerpos de ventaja. Valpuesta es una referencia determinante del origen del idioma, demasiado olvidada. 

Visitar hoy Valpuesta (14 habitantes en el censo de 2020) es llorar de pena, de allí vienen algunos d ellos primeros textos de ese idioma común y popular que llamamos español. Pera nada lo dice ni nada lo recuerda y dota de contenido, para ser visitado, para hacer patria de nuestro pujante idioma. Como si el buen arca se vende (o no) en el arca escondida en el desván. 

Parece que la Junta y la Diputación se van a tomar en serio la 'iniciativa Valpuesta'. Bueno es, solo hace falta que lo hagan con ambición, con carácter atractivo e innovador, porque hay materia prima para atraer gentes interesadas y por interesar en ese exclusivo acervo cultural. Más vale tarde que nunca; ahora solo hace falta que lo hagan bien, que no lo despachen con un paño o una chapuza.