La generosidad del ser humano no tiene límites. La resistencia de los animales sí, aunque la de las 9 yeguas que han permanecido 7 días aisladas en condiciones «árticas» entre Burgos y Cantabria haya sobrepasado muchos. Una quincena de voluntarios las salvaron ayer, literalmente, de morir de inanición en una acción altruista que el joven ganadero de Valdeporres y su madre no se cansaron de agradecerles hasta emocionar al formidable grupo que respondió al llamamiento lanzado por los gestores del Refugio Castro Valnera, amigos de la familia.
A la altura de su nivel humano se encuentra su preparación física, pues fueron necesarias tres horas de subida por laderas repletas de nieve desde Busnela hasta alcanzar la vaguada de un arroyo que se había convertido en trampa para las yeguas, en los montes del Somo. A tres de ellas apenas se les veía la cabeza, explica Juan Carlos Chicote, uno de los 4 bomberos de Burgos que acudió a título particular al rescate equino. Tras abrir una zanja para reunir a la manada las alimentaron con el heno y pienso que el grupo portó en sus mochilas y que bajaron desde la zona del parque eólico con motos de nieve.
«Ha sido imprescindible el trabajo de todos pero también el del ganadero, que lo ha dado todo» para organizar a unos animales que viven en libertad, nunca estabulados, y que este invierno afrontan «unas condiciones brutales» con capas de nieve de varios metros y bajísimas temperaturas nocturnas. «He clavado la sonda de 3 metros y se la ha tragado entera», describe Chicote.
(Más información y fotografías, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)