Allá por los años cincuenta del pasado siglo, el argentino, ginecólogo y cantor de tangos Alberto Castillo (1914-2002), popularizó la siguiente canción de famoso estribillo: Todos queremos más,/ todos queremos más,/ todos queremos más,/ y más y más y mucho más.
Quizás algunas personas recuerden esta melodía. Aparte de pegadiza, se me antoja como himno común a toda la humanidad y que muestra nuestras relaciones con el planeta. Si el más equivale a recursos -energía, minerales raros, alimentos, agua…-, se entiende bien por dónde va la cuestión. Si tiene curiosidad por el resto de la letra, busquen en la red y allí la encontrará, poniendo sobre la mesa a la ambición humana, nunca conforme con lo que tiene y anhelando más riqueza. Sin embargo, otros bienes, como el buen juicio, la moderación, el cabal cumplimiento de las obligaciones, y, sobre todo, el conocimiento, no suelen estar tan demandados. Y con este último es posible que tengamos alguna posibilidad de amortiguar los efectos del Cambio Global.
Dada la situación en la que se encuentra la humanidad, más nos vale aprender a conformarnos con menos si queremos vivir en un entorno habitable. No estamos hablando de 'salvar el planeta', puesto que este no necesita ser salvado y seguirá adelante sin nosotros, sino que estoy hablando de reformular nuestro estilo de vida.
Querer más no es sostenible. Es una cuestión de escala. Ya sabemos que el planeta tiene recursos limitados y, aunque seamos más eficientes en su extracción y uso gracias a la tecnología, estos siguen agotándose. Además, cada vez somos más y en el balance final, calculado mediante 'la cuenta de la vieja', a la humanidad no nos salen los números. Si incorporamos la austeridad tendremos alguna posibilidad. Eso no significa renunciar a la comodidad, sino vivir con moderación y enfocarse en lo esencial.
¿Seremos capaces de comportarnos austeramente para mantener en lo posible el equilibrio ambiental del planeta? Al ritmo que llevamos va a ser muy difícil, pero merece la pena intentarlo. Y como dice la canción:
La vida es interés/, el mundo es ambición,/ pero no hay que olvidarse que uno tiene un corazón.