Cubos recogiendo agua, charcos en el suelo y andenes empapados. Es la estación de trenes Rosa de Lima, en Burgos. Cada día de lluvia, incluso cuando no arrecia especialmente el temporal, se repite la escena para evitar que el agua que se filtra a través de la cubierta y las cristaleras provoque un accidente.
La situación no es nueva, e incluso se han hecho trabajos de impermeabilización, pero por lo que se ve, insuficientes. Es de esperar que los responsables del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) pongan remedio a esta situación y no se repitan estas imágenes.