"Lola Vendetta ha centrifugado mi vida en todos los sentidos"

Irene Dalmases (EFE)
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La catalana Raquel Riba Rossy ha convertido su lápiz en la catana con la que su personaje acaba de cuajo en sus historietas con las infinitas injusticias machistas del mundo

"Lola Vendetta ha centrifugado mi vida en todos los sentidos" - Foto: A. García (EFE)

Poco imaginaba Raquel Riba Rossy cuando en 2013 empezó a trazar los primeros esbozos de su personaje Lola Vendetta en una habitación muy pequeña -a la que denominaba el sarcófago-, en un piso de estudiantes compartido, que el año pasado acabaría reeditando su primera novela gráfica, Más vale Lola que mal acompañada.

Publicada por Planeta Cómic, la joven de la camiseta rayada que utiliza una katana para acabar con las injusticias machistas regresaba en un libro revisado, corregido y ampliado con respecto al que llegó a las librerías en 2017, con un nuevo prólogo y, al final, unas páginas con las viñetas iniciales que tenía guardadas en una carpeta.

La autora, nacida en Igualada (Barcelona) en 1990, afirma que esta muchacha, nada hipersexualizada, con zapato plano, sin curvas espectaculares y que se defiende a sí misma, «ha centrifugado» su vida en el mejor de los sentidos, pero también en el «más incómodo», tocando fondo con ella, pero descubriendo, asimismo, el amor «desde otra perspectiva».

«Cuando empecé a darla a conocer en Facebook era muy joven y muy ingenua y no tenía ni idea del nivel de violencia que llegaría a vivir por el único hecho de tener un personaje de cómic. Por ser mujer ya vives muchas situaciones, pero contar con una protagonista que se defiende a sí misma y que dice las cosas a lo bestia, me ha hecho tocar fondo y volver a salir a la superficie», desvela. A la vez, le ha permitido en estos últimos 10 años, conectar con todas las mujeres feministas con las que ha contactado y que han ocupado su vida y la han transformado, haciéndola «entender el amor de una manera muy diferente».

«Ha sido una transformación radical, que ha cambiado, igualmente, la manera de hablar con mi madre, mi abuela, mis tías, mis hermanas o mi padre, así como con mis parejas en diferentes niveles, descubriendo a los hombres desde otra perspectiva, fuera del amor romántico», prosigue la ilustradora.

Sin embargo, en aquellos primeros tiempos, no tenía sensación de incomodar a nadie, porque «simplemente» dibujaba las cosas que le estaban pasando a ella, pero en las redes sociales empezó a «recibir insultos a un nivel impresionante, por hacer aparecer, por ejemplo, una compresa».

Sí, sangre menstrual

«Que en una película como Gladiator haya sangre por todas partes y se corten cabezas no es ningún problema, pero cabrea mucho la sangre menstrual, eso sí es un problema, llamándome mucha gente guarra y sucia», descubre.

Con miles de ejemplares vendidos en España, ha girado con su personaje por todo el país, así como por Latinoamérica, conociendo realidades «absolutamente suculentas» y otras muy distintas a sus circunstancias personales.

Convencida de que en España en los últimos años se «ha avanzado muchísimo en materia de feminismo» alerta sobre la falta de «memoria histórica» y que muchos jóvenes desconocen que hasta llegar al momento actual «muchas mujeres con unos ovarios impresionantes han luchado por los derechos más básicos».

Entiende que se ha conseguido «quizá un 5 o un 10 por ciento» de lo que se debe transformar para que las mujeres puedan «vivir tranquilas en las mismas condiciones en las que viven nuestros compañeros los hombres», pero insiste en que en algunos países europeos no hay «ni una sola víctima de violencia doméstica y no es que no haya, es que no recogen datos al respecto, como ocurre en Malta».

Sabiendo que se dedicará a dibujar y a crear nuevas historias toda la vida, como ya intuía con apenas cinco años y entraba en el despacho de arquitecto de su padre a «robarle» lápices, Riba Rossy tiene claro que Lola Vendetta continuará y, de hecho, está metida de lleno en la segunda parte de Katanazo al amor romántico donde junto a Lola aparecerá el personaje de Gisèle, en homenaje a la francesa Gisèle Pelicot.

Por otra parte, no descarta en el futuro reiniciar otros proyectos que tiene «absolutamente parados», como cuentos pedagógicos para los más pequeños. «Es un espacio muy amable en el que aterrizar, después de tantos años de Lola Vendetta», concluye.