Nacido en Dinamarca en 1948, Kristian Kristiansen es una de las grandes eminencias científicas en la Edad del Bronce. Ayer fue el encargado de pronunciar la conferencia inaugural del congreso organizado por la Unión Internacional de Ciencias Prehistóricas y Protohistóricas (UISPP).El profesor Kristiansen, que abarrotó el Aula Magna del Hospital del Rey, habló de la transformación que para Europa supuso el final del Neolítico y el desarrollo de las llamadas sociedades complejas de la Edad del Bronce. Y lo hizo con una primera afirmación de rotundas resonancias: «Estamos ahora en medio de una tercera revolución científica en arqueología».
Para Kristiansen, la reciente obtención de ADN antiguo está produciendo rápidamente nueva evidencia genómica sobre los orígenes humanos y las migraciones. «Varias formas de análisis con isotopos de estroncio han alterado drásticamente nuestra percepción de la movilidad humana en la prehistoria. Esta nueva evidencia ha socavado las previas interpretaciones autónomas de la prehistoria europea. Los paradigmas autónomos prevalentes ya sean del proceso o post-proceso han ido silenciosamente colapsándose. Esto abre el camino a una nueva prehistoria, una que solo estamos empezando a entender».
El científico danés subrayó que en el periódo 1850-1860 se vivieron los avances científicos paralelos y relacionados de la evolución cultural biológica y geológica, lo que preparó el camino para un periodo de reunión sistemática de datos y ordenación metodológica de estos datos encabezado por Oscar Montelius. Nuevos sistemas de conocimiento tipológicos y cronológicos emergieron estableciendo una nueva comprensión en los orígenes humanos en la prehistoria que sustituyeron los relatos bíblicos.«La ciencia y las ideas de progreso fueron de la mano y establecieron la arqueología como una disciplina científica por derecho propio».
Este paradigma, sin embargo, fue desafiado hacia 1900 y sustituido por un intento histórico cultural de explicación, encabezado por Gustav Kossina, el primer arqueólogo teórico. «El periodo 1950-1960 vio el desarrollo de la energía nuclear, y el método relacionado con aquella de las dataciones por Carbono 14 en arqueología. Esto abrió el camino para una reorientación de las interpretaciones arqueológicas y la asimilación de nuevos métodos científicos de análisis, desde la biología (análisis del polen), la geografía (análisis de asentamiento) y química (análisis traceológico)».
Durante la década de los años 60 del siglo XX esto hizo desarrollar la ciencia basada en la nueva arqueología. «Este paradigma basado en la ciencia fue puesto en cuestión por un renacimiento histórico cultural durante los años 80, bajo el lema de la arqueología post-procesal».
el declive del neolítico. Según la hipótesis del profesor Kristiansen, el declive del Neolítico y el advenimiento de la Edad del Bronce representan el inicio de una nueva era histórica en la historia humana. ¿Por qué se produjo ese declive? «En el Neolítico vemos la formación de grandes asentamientos con altas cifras de población. No obstante se mantienen fenómenos regionales aislados, no conectados, que en última instancia colapsan».
¿Por qué? Aquí reside la mayor diferencia en la complejidad. «Dos factores son decisivos: las materias primas pueden ser obtenidas localmente, a excepción de algunos objetos de prestigio. No se desarrollan de forma permanente instituciones de alto nivel a cargo del comercio y de la formación de alianzas. No hay desarrollo de la dependencia económica inter-regional ni de la división del trabajo».
Después de la caída de los mega-asentamientos del Neolítico y de la Edad del Cobre, las poblaciones se reorganizan en grupos menores y empiezan a expandirse hacia el este y hacia el oeste. Esto sienta las bases para la Edad del Bronce, señaló Kristiansen.
La edad del bronce. «La Edad del Bronce esun momento decisivo en la historia», subrayó el científico danés. «Por primera vez emerge una nueva situación global, donde todas las comunidades necesitaban bronce. Jugó el papel que en la economía mundial de nuestros días juegan el petróleo y el gas. Las regiones comparativamente más avanzadas en este sistema prosperan durante un tiempo y las regiones con productos escasos de alto coste como estaño y ámbar del Báltico, también prosperan. Esta regularidad en las interacciones gradualmente lleva a la formación de nuevas identidades culturales más amplias, con un lenguaje común para facilitar este nuevo mundo de conectividad: Germánico, Céltico, Nórdico.
Nuevos grupos especializados emergieron entonces: guerreros, comerciantes, artesanos, que viajaban y ofrecían sus servicios.
A modo de conclusión, el profesor de Departamento de Estudios Históricos de la Universidad de Gothenburg (Suecia)señaló que el Neolítico europeo declinó porque no podía soportar grandes economías a largo plazo; que cuando éstas colapsaron, se expandió por toda Europa una nueva economía descentralizada con una nueva estructura familiar: Yamna, Cerámica cordada y Cerámica campaniforme.
«Europa pasa a ser parte de este nuevo sistema mundial cuando se vinculan a la expansiva economía global del metal, de Oriente Próximo y del Mediterráneo oriental. Esto representó una división regional del trabajo en la que productos como el estaño, ámbar y cobre se importaban desde largas distancias basadas en la oferta y la demanda».
Desde entonce, apostilló el científico danés, las historias de Euroasia occidental han estado interrelacionadas, unas veces ha dominado una región y otras veces otra, «pero todas han participado de una economía globalizadas que que continua en tiempos modernos».