Nuevo éxito de la Universidad de Burgos en materia de investigación. En esta ocasión ha sido el grupo de Polímeros de la Facultad de Ciencias, uno de los más consolidados del campus público, el que ha conseguido la coordinación de un proyecto europeo cuyo objetivo pasa por el desarrollo de mecanismos que permitan atajar plagas en cultivos de patata y tomate. Se trata del mayor trabajo en volumen económico que gestionará la institución académica local, con 6,5 millones de euros, de los cuales recibirá 800.000 de forma directa.
Ha sido este mes de diciembre cuando la UBU recibió la llamada de Comisión Europea confirmando la consecución del trabajo, que superó una fase inicial en febrero y otra posterior en septiembre. La financiación llegará a través del programa Horizonte Europa y de una reciente línea de subvenciones relacionada con la alimentación, bioeconomía, recursos naturales y medio ambiente. Cuenta con la participación de 16 socios, 14 de ellos procedentes de distintos puntos de Europa y América Latina. Entre estos últimos se encuentran laUniversidad de Francisco de Quito, en Ecuador, y el centro tecnológico de Agrosavia, en Colombia, así como la entidad docente de Wageningen (Países Bajos); el Instituto Jozef Stefan, uno de los más importantes de Eslovenia; empresas del ámbito agroalimentario de Italia y Bélgica, y entidades nacionales como el Centro de Biotecnología y Genómica de Plantas, Fundación Funditec y Politécnica de Madrid.
El objetivo de este estudio pasa por atajar dos enfermedades causadas por dos bacterias que afectan a la patata y al tomate. «Se trata de dos cultivos muy importantes en la agricultura mundial», subraya Raquel Hernández, miembro del grupo de investigación en referencia a la Clavibacter sepedonicus y Ralstonia solanacearum, que están «clasificadas como plagas cuarentenarias y representan graves riesgos económicos y ambientales».
Su nombre es de sobra conocido por los profesionales agrarios y el trabajo a desarrollar pasa por «intentar proponer soluciones de detección temprana y de biocontrol». La investigadora precisa que, en este momento, se encuentran «bajo control y muy reguladas en Europa para evitar que se extiendan», pero no así en otros puntos del planeta, como es el caso de Latinoamérica, donde causan «pérdidas de miles de millones de euros», de ahí la participación en el proyecto de entidades de Colombia y Ecuador.
(Más información, en la edición impresa de este martes de Diario de Burgos o aquí)