Treinta médicos se despidieron el año pasado de sus pacientes del centro de salud por haber alcanzado la edad de jubilación o, en algún caso, por haberse adelantado y colgar la bata antes de lo previsto. Esta nueva oleada de retiros equivale al 7% de la plantilla facultativa de Atención Primaria en Burgos (419 especialistas, según datos oficiales con fecha del pasado noviembre) y corrobora, otra vez, lo que el Colegio de Médicos y los sindicatos advirtieron tantas veces: el envejecimiento de los profesionales y la falta de planificación para garantizar el relevo iban a provocar un problema de difícil solución.
La realidad ha demostrado que la alerta estaba más que fundada, a pesar de que en este momento el déficit ya podría corregirse con los médicos que terminan la residencia en Burgos, porque se especializan más de los que retiran. Pero, sin embargo, el saldo sigue sin ser positivo, como evidencian todas las estadísticas oficiales y se detalla a continuación en esta información. Otra cosa es el porqué de esta situación, para la que no hay respuesta clara ni única.
En el Colegio de Médicos de Burgos (Combu) explican que el año pasado se jubilaron 52 facultativos en toda la provincia: 30 en Atención Primaria, 13 en hospitales (7 en el HUBU, 4 en el Santiago Apóstol y 2 en el arandino Santos Reyes), 5 en el sector privado y 4 en mutuas. Es una obviedad que el envejecimiento de las plantillas afecta especialmente a los centros de salud, donde se concentran el 57% de los retiros de todo el 2024. Y si a esto se añade que en el 2023 se jubilaron 36 facultativos de Primaria y en el 2022 otros 30, se comprueba que en solo dos años este nivel asistencial ha tenido que buscar sustitución para casi un centenar de galenos o, lo que es lo mismo, para casi una de cada cuatro consultas (23% del total de la plantilla).
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