Jesús de la Gándara

La columnita

Jesús de la Gándara


SM vs. EM

20/01/2025

No es preciso explicar esas siglas. La primera, Salud-Mental, es ahora una diva en boca de todos, desde lo privado a lo mediático. Sin embargo, la Enfermedad-Mental se escamotea al lenguaje cotidiano. No da pudor hablar de SM, propia o ajena, incluso los famosos alardean de tener «problemas de SM y pedir ayuda». La EM, sin embargo, da miedo, pudor, vergüenza, y no se habla de ella, se evita en los discursos y los medios. Pero los humanos no nos dividimos en los que tienen SM y los que padecen EM. Todos hemos tenido, tenemos o tendremos problemas de SM más o menos severos que nos disturban la vida, pero no son enfermedades, son 'problemas', que requieren soluciones, o esa ayuda humana que llaman 'terapia'. Pero un tercio de nosotros hemos padecido, padecemos o padeceremos una EM, más o menos grave o incapacitante, pero todos nos sentiremos remisos a hablar de ella, nos costará aceptarla y acudir al profesional, psiquiatra o psicólogo clínico, capacitado para diagnosticarla y tratarla. Algunas incluso sentirán estigma y rechazo social por padecerla. Pero la mayoría de las personas con EM tienen la mayor parte de su mente intacta, pueden hacer una vida normal y sana, eso depende de aceptarla, afrontarla y recibir los tratamientos adecuados por profesionales acreditados, no por aficionados al saludmentalismo y la consejoterapia.

Esto viene a propósito de la Estrategia de SM que la JCyL acaba de publicar. La he leído despacio, es formalmente impecable, es necesaria y pertinente, la ha elaborado gente que sabe y quiere hacerlo bien, los políticos parecen comprometidos, pero… estamos cansados de que estrategias 'buenas' no se plasmen luego en cambios 'eficaces'. Para eso hace falta añadir capítulo clave: la dotación de personal y medios. Para culminar esta estrategia no vale con cambiar los 'programas' de trabajo de los que ya están, hay que contratar muchos profesionales nuevos que son caros y escasean. Aquí los formamos bien, pero se marchan, y de fuera no quieren venir, pues las condiciones de vida, laborales, incluso climáticas son desfavorables, y contra eso solo sirve un generoso compromiso financiero y laboral que garantice compaginar una asistencia de calidad con docencia e investigación, y eso, de momento, es mera aspiración. No obstante, ojalá me equivoque y que esta estrategia acabe por fin siendo algo más que una buena declaración de intenciones. Las personas con EM se lo merecen. 

ARCHIVADO EN: Enfermedades, Lenguaje