Cuando echo la vista atrás, pienso en lo afortunada que soy por disfrutar de una profesión en la que muy frecuentemente me siento realizada. Para mí, profesora de Lengua en el instituto, mis alumnos son estímulo y ánimo (suelo decir que les robo la energía, como si fuese un vampiro chupándoles la sangre). Y, aunque sus méritos son suyos y solo suyos, siento que he colaborado un poco en sus logros. Y me siento orgullosa. Orgullosa de la brillante investigadora en una prestigiosa universidad norteamericana y del físico que trabaja en el CERN. Orgullosa del actor que despunta y del abogado que descuella en lides políticas. Orgullosa también del que tiene como profesión el cuidado y la atención de su familia y, por supuesto, de cuantos ejercen cumplidamente sus oficios: carpinteros, albañiles, fontaneros, electricistas, mecánicos… Cuando los veo felices, satisfechos con lo que están haciendo, pienso que ese es el mejor regalo que nos pueden hacer a cuantos nos preocupamos por ellos en algún momento de su adolescencia.
Pero, si algo me llena de orgullo (y de satisfacción), es pensar que he podido inculcar en ellos el gusto por escribir. Escribir para publicar o para disfrutar en privado, tanto da. Y así, junto a esta firma, he visto los nombres de Ela Gayubo o Celia Martín; también en esta casa, como profesional deportivo, está Rodrigo C. León; en las ondas, también en deportes, tenemos a Jorge Alvarado; y en medios digitales y trabajos documentales a Sergio González y Silvia Alonso. Profesionales del periodismo, pero no solo eso. También hay por ahí algún poeta (Miguel Ángel García, Lorena Gayubo, Diana Ontoso…) que fue alumno y algún cantautor que me sufrió en el bachillerato. Que me perdonen aquellos cuyo nombre puedo haber olvidado. ¡Son tantos!
Todos tienen gran mérito. Y el mérito es suyo, por supuesto. Pero yo no puedo evitar sentir una migajita de orgullo. Como si mi trabajo tuviese una recompensa inesperada. Y, por eso, hayan hecho lo que hayan hecho, o vayan a hacer lo que les dé la gana, a todos mis alumnos les doy las gracias.