El PSOE está en plena reconstrucción territorial, con la instalación de ministros en las comunidades, dando a entender que la gestión de Pedro Sánchez es el mejor argumento de venta. Castilla y León ha escapado a este diseño, y no por falta de castellanos y leoneses en el gabinete de Moncloa. El nuevo líder del PSOE en la región es el alcalde de Soria, Carlos Martínez, cuya valía política está fuera de duda. Cuatro mayorías absolutas le avalan, pero va a tener que luchar duro contra la matemática política para hacerse visible.
Las Cortes de Castilla y León cuentan con 81 procuradores, de los que tan sólo cinco se eligen en Soria (el 6%), debido a su escasa población. El conjunto de la provincia no alcanza a 90.000 habitantes, que es el 3,75% de los 2,38 millones que pueblan la región. En contraposición, Valladolid (15 procuradores), León (13) y Burgos (11) casi suman la mitad de los escaños, concretamente 39, pero es que suman 1,33 millones de almas, el 56% de la Comunidad.
El problema no está solo en el tamaño. Los resultados de las últimas elecciones autonómicas (febrero de 2022), muestran al PSOE como segunda fuerza política de la región y tercera en la provincia soriana, por detrás de Soria Ya!, que obtuvo el 43% de los votos, y del PP, con el 23,8%. Tan solo el 11,5% de los sorianos votó al PSOE, razón por la que la dirección provincial socialista que dirige Carlos Martínez únicamente cuenta con un representante en las cortes regionales, Judit Villar.
La historia reciente muestra que los números no impidieron a los sorianos hacer cumbre. Castilla y León ha tenido dos presidentes nacidos allí, Jesús Posadas y Juan José Lucas. Eso sí, ambos alcanzaron el puesto tras hacer carrera en Valladolid como consejeros y llegaron a ser ministros y luego presidentes del Congreso y Senado, respectivamente.
Además, Carlos Martínez, al no ser procurador, no va a poder ser portavoz del PSOE en las Cortes de Valladolid, por lo que tendrá escasa visibilidad fuera de su provincia. Tanta dificultad levanta la pregunta de por qué Sánchez no ha impuesto un ministro en Castilla y León, como ha hecho en Aragón, Andalucía o Valencia, cuando es la primera región que va a tener elecciones, antes de trece meses. Era fácil colocar a Óscar Puente, como decíamos aquí hace dos meses. ¿Será verdad que este se ve luchando contra Feijóo, «de ganador a ganador»?