Con la expulsión de cuatro jugadores insumisos del equipo oficial terminó la primera parte de un encuentro que ha durado un año, cinco meses y tres días. En el número 1 de la plaza Mayor empieza ahora el segundo tiempo, con tres equipos, nuevas reglas de juego y de resultado imprevisible, cuyo final está fijado en 2027.
Tras el trámite de la cuestión de confianza de este jueves, Cristina Ayala podrá seguir gobernando en minoría tras la salida de sus socios de Vox, que hace casi una semana rechazaron los presupuestos que habían consensuado con los populares, salvo en lo de volver a incluir las ayudas a tres oenegés.
Aunque salve el presupuesto de 2025, Ayala no va a ser la primera regidora burgalesa que tendrá que negociar acuerdos con los grupos de la oposición. De ello puede dar fe el exalcalde Lacalle, quien en su segundo mandato (2015-2019) necesitó el consenso socialista para sacar adelante importantes proyectos. Antes, Ángel Olivares inauguró en Burgos lo de la cuestión de confianza tras quedarse en minoría por el desplante de sus socios de Tierra Comunera. Otro socialista, Daniel de la Rosa, también gobernó en minoría durante más de un año, hasta que llegó a un acuerdo de gobierno con Ciudadanos.
En 45 años de ayuntamientos democráticos y 12 convocatorias electorales Burgos ha tenido 7 alcaldes. Peña, Niño, Aparicio y Lacalle pudieron gobernar con mayorías absolutas en 7 mandatos. Desde 2015, sin mayorías suficientes, vemos que ganar unas elecciones no implica gobernar. Por este juego de la política, hace 5 años Vox, desobedeciendo entonces a sus jefes de Madrid, facilitó la alcaldía al PSOE. En 2023 hizo lo propio con el PP, entrando en un equipo de gobierno, con vicealcaldía incluida, del que acaba de salir.
Ahora comienza una nueva etapa de incertidumbres. En su nueva situación de gobierno en solitario Ayala anunciaba esta semana que a partir de ahora «cada partido se retratará con su voto con cada uno de los proyectos que impulsemos desde el gobierno municipal». Aún a riesgo de contracturas, si quiere sacar adelante muchas de sus iniciativas la alcaldesa no va a tener más remedio que girar continuamente la cabeza hacia los 4 excompañeros sentados a su derecha (que mantienen sus líneas rojas y anuncian una oposición «responsable y contundente») pero también hacia los 12 sillones que tiene a su izquierda.