Carmelo Palacios

Plaza Mayor

Carmelo Palacios


No me salen las cuentas

08/03/2025

Hay algo que no me cuadra. No me salen las cuentas. El coste de la vida se ha puesto por las nubes en los últimos años producto de la inflación y los sueldos no han subido -ni mucho menos- al mismo ritmo, por lo que el poder adquisitivo de la población española en general ha bajado de forma brutal. Aun así, los bares y restaurantes del centro de Burgos están a rebosar un día sí u otro también. ¿Quién los llena?

Llegar hasta la barra del bar puede ser una odisea para el inconsciente al que no le ha importado hacerse cargo del bote y, si tiene pensado comer por ahí, más le vale reservar con tiempo. Los burgaleses no están dispuestos a renunciar a algo tan instaurado en la cultura popular como el vermú o el vinito con el pincho, bien sea a mediodía, por la tarde o por la noche. Es una forma de socializar, de divertirse, de desconectar, en definitiva, una manera única y muy nuestra de entender la vida. Después de todo, ¿qué más une hoy en día a España si no son estas cosas?

A lo que iba, no me salen las cuentas. Con los precios disparados y los sueldos estancados, ¿quién paga entre 35 o 55 euros por comer? ¿Quién se toma 3 vinos con 3 pinchos a los precios a los que están? ¿Quién suelta entre 9 y 11 euros por una copa? Más allá de los turistas, la conclusión es que son siempre los mismos. Un porcentaje pequeño de los 175.000 burgaleses con un poder adquisitivo medio-alto que va rotando de un restaurante a otro cada fin de semana. Quédense con las caras de los de la mesa de al lado, que igual al final de año ya se conocen todos. Y escuchen: si les gusta, no dejen de hacerlo, disfruten, que nunca se sabe lo que espera a la vuelta de la esquina.