Martín García Barbadillo

Jueves sí, jueves no

Martín García Barbadillo


Campaña

13/03/2025

Desde hace como un par de semanas, en muchas de las marquesinas publicitarias de la ciudad hay un anuncio tal que así: aparece una fotografía cuadrada partida en diagonal, en el triángulo superior se ve una acogedora manta sobre un sofá y en el inferior una manta térmica tapando a una persona que es atendida por el personal de emergencias en un accidente. Encima de esta composición se puede leer: Tú eliges la manta, y debajo a modo de advertencia (o amenaza): Precaución. La vida te va en ello

Se trata de una campaña del Ayuntamiento de Burgos para (se supone) mejorar la maltrecha seguridad vial de esta ciudad, pero el resultado es demencial. Hace algunas semanas, este periódico publicó que el consistorio consideraba el número altísimo de atropellos, muy superior a otras localidades, «un asunto de ciudad», un tema estratégico y que se iba a poner a las pilas. Y el primer resultado es este: un mensaje sin pies ni cabeza ni reflexión alguna que, básicamente, culpa (o al menos responsabiliza) al peatón de su suerte. Esto resulta curioso cuando la mayoría de los atropellos se están produciendo en pasos de cebra. 

Sonroja, da vergüenza pero también enfada ver tan pocas ideas, una mirada tan básica y obsoleta en un asunto tan importante como que uno salga de casa y pueda no volver porque un coche se lo lleve por delante, así, sin más, en pleno siglo XXI. 

Y uno le puede decir a su hijo de, pongamos nueve años, cuando empieza a caminar solo por la ciudad, que tenga cuidado y mire a ambos lados, que cruce siempre por el paso y con precaución. Pero, ¿es lo que se puede esperar como política oficial del Ayuntamiento? ¿Eso es todo? Si uno no sabe, puede preguntar. Según recogía este periódico, la asociación Andando Burgos ha solicitado, sin éxito, reunirse con el concejal del ramo para trasladar ideas. Siguen esperando.

En otros lugares le han dado una vuelta, empleando incluso el humor. Hace años en Vancouver, Canadá, se colocaron unas cestas en las aceras, al lado de pasos de cebra, en las que había ladrillos de gomaespuma que imitaban a los reales. Los peatones los cogían y los blandían bien visibles mientras cruzaban. Disuasorio. Quizás demasiado creativo para aquí, pero un principio sería retirar los carteles, porque a muchos de los que estamos hartos de ver cómo no tantos paran en los pasos de cebra nos resulta un pelo ofensivo. Salud y alegría.