Ignacio Fernández

Ignacio Fernández

Periodista


Temor

26/09/2024

Escalofrío. La columna vertebral de la Europa industrial, los automóviles, experimentan un temor que pocas veces se había visto. Será porque algunos poderosos como Volkswagen acaban de abrir una ronda de negociaciones para el cierre de fábricas. Será porque los compradores de Alemania, España, Francia e Italia han reducido las compras en un 18% durante el mes de agosto. Será porque Stellantis, fabricante de Peugeot, Citroën y Fiat, declinó un 30% o que los vehículos eléctricos cayeron un 44% perdiendo seis puntos de cuota de mercado hasta el 14% en sólo un año.

No se sabe qué será pero ha llegado el miedo. El pánico a no saber gestionar la amenaza China, país donde los fabricantes europeos más relevantes producen vehículos para aquilatar costes pero  cuya producción autóctona no podemos digerir en calidad y precio en nuestros mercados interiores. Temor a no acertar con las soluciones, amenazados por el boomerang de los aranceles.

Y es que la de hacer coches no es una industria cualquiera. Tal es su potencia que regiones enteras dependen de su suerte en Estados Unidos y en Europa. Son trabajadores que en muchas ocasiones han heredado la actividad de sus progenitores, que han crecido con las fábricas y cuyo futuro depende de ellas.

¿Nos habremos pasado de listos con las inversiones en coches eléctricos? ¿Nos habremos dormido en los laureles de la bonanza de un sector que siempre pareció invulnerable? ¿Habrá demasiadas manos en la cazuela, incluyendo las garras del sector público?¿Sabremos administrar esta crisis de un modo coherente o volverán la práctica de recurrir al dinero público para tapar agujeros? ¿Nos daremos cuenta de una vez por todas en que un vehículo ha de mover a personas y cosas y no ser una nave para acopiar impuestos?

Preguntas demasiado numerosas y demasiado graves como para estar tranquilos respecto de que nuestros gobiernos van a acertar al manejar esta adversidad sobrevenida a la que, por lo demás, no parece que estemos haciendo suficiente caso, embobados como estamos mirando las asechanzas de los "puigdemones" y los melodramáticos quehaceres de nuestros políticos. Ojo a la que se nos viene encima. Los coches están en crisis y más vale maña que fuerza para encararla.