Irene Reyes-Noguerol

Irene Reyes-Noguerol

@irenereyesnoguerol

Una de las 25 mejores escritoras jóvenes de habla hispana


La primavera ha venido, nadie sabe cómo ha sido

11/03/2025

Hoy les voy a contar una leyenda sobre la llegada de la primavera, aunque antes tengo que explicarles quiénes fueron sus creadores, quiénes fueron los tuñari.

La verdad es que tampoco puedo decirles mucho. No llegaron a descubrir la pintura, la escultura o la escritura, aunque sí la artesanía del metal. No hay ningún documento gráfico ni ningún vestigio físico sobre su mundo.  

De todos modos y, a pesar de la ausencia de una cultura al uso, los investigadores sospechan que debieron de tener una tradición oral fuerte. Todavía en la actualidad podemos escuchar canciones sobre esta civilización en las voces apagadas de los abuelos de Mirtu (una región boreal, visible solo para los daltónicos durante el equinoccio de primavera).

En las letrillas de las baladas de estos ancianos, entre carraspeo y carraspeo de los cantores, se narran las hazañas de un pueblo belicoso que habitó durante milenios las heladas tierras del Norte. Los tuñari fueron una tribu nómada de gigantes (casi tres metros de estatura), con largas cabelleras azules y ojos amarillos. Eran hermosos a la vista y peligrosos de trato. Sobrevivían gracias a la caza, la pesca y la recolección de frutos silvestres.

Aunque se supone que llegaron a conocer el comercio en forma de trueque y tal vez practicaron una agricultura de subsistencia, debió de ser de una manera bastante rudimentaria y tardía, cuando ya esta civilización estaba a punto de extinguirse, en torno al año 5500 a.C. 

Sobre su forma de gobierno se ignora prácticamente todo, pero, a partir de algunas romanzas heroicas donde se ensalzan las hazañas de sus héroes, se deduce que el control del poder estuvo en manos de algunos hombres fuertes. Como ejemplo, hemos seleccionado dos de los trece nombres que se cantan y un compendio de las gestas que los hicieron admirados y respetados por todos:

-Idana: poderosa guerrera de cabellos trenzados y armadura de plata. En una canción de los urtus, se describe así su escudo: en campo de plata diez calderos de sable. Estos calderos simbolizan el máximo prestigio en la comunidad, conseguido seguramente porque, bajo el mando de Idana, fueron derrotados los urtus y los xiles, pueblos sometidos desde entonces a los tuñari, a los que debían pagar tributos cada año, en forma de cien cabras, diez mil nueces y cinco niñas.

-Filastro: anciano chamán que conseguía convocar la fuerza y el fuego. Sus cantos sumían en un trance profundo a aquellos que lo escuchaban. Tras un sueño hipnótico, quienes habían  sido transportados por su voz notaban un vigor inusual en sus extremidades y una fuerza similar a la de cien hombres. Los estudiosos concluyen que, gracias a sus dotes, Filastro debió de ser un activo fundamental en la preparación de las batallas. Fue bajo su época de influencia cuando se cantaba la historia mítica que nombramos al principio.  Ahora que ya conocen algo mejor a los tuñari, nos atrevemos a transcribírsela:

 

Leyenda de la Creación de la primavera 

En los comienzos, solo hubo sombras. Arriba, las estrellas. 

Tierra y Agua, dos hermanas en penumbra. Nieve, escarcha sobre ellas. 

Cada día de cada siglo de cada milenio.

Durante un tiempo sin tiempo. Mil veces mil.

Hasta que un día… Un día Agua quiso jugar.

Hermana Tierra, quiero derramarme por el mundo, deslizarme sobre ti.

Tierra dijo: Es hermoso tu deseo. 

Alcemos las voces al Cielo para que nos escuche. 

Y sus voces se alzaron hacia los puntos brillantes.

Cantaron durante mil años más. Y era hermoso su canto.

Tan hermoso era que un día… Un día despertaron los dioses. 

Y otro día los dioses quisieron escuchar su plegaria.

Unamos mil puntos brillantes, dijeron con su voz de dioses. 

Y cuando los dioses mandan, las estrellas obedecen.

Mil puntos se unieron.

Así nació el Sol. 

Así nació la primavera.

Tres los Hermanos que juegan. Tierra. Agua y Sol.

Y Sol besó a su Hermana Agua.

Agua ya no dura y fría. Agua pudo derramarse sobre Tierra.

Y se deslizó como una serpiente, cuando aún no había serpientes.

Tierra dijo: 

Agua, detente, no me cubras entera. 

Quiero el beso del Sol. Yo también lo quiero.

Y Sol besó a su Hermana Tierra.

Fueron las flores, las cosechas, los animales, los pálpitos, los latidos.

Fue la Vida. 

Y la Vida era buena.

 

#TalentosEmergentes

ARCHIVADO EN: Pesca, Agricultura