Isa Martín López

Plaza Mayor

Isa Martín López


Globalización

05/03/2025

La escalada de violencia real y verbal que se vive en el ámbito internacional parece que no ha tocado techo. Convivimos con guerras no lejos de nuestras fronteras, crisis migratorias que tienen vasos comunicantes con nuestro país, regímenes integristas que violan los derechos humanos sin despeinarse,... y la guinda la pusieron la semana pasada los mandatarios estadounidenses saltándose toda norma básica de diplomacia. Y temo que aún no se ha llegado al acmé de esta progresión violenta. 

Podemos pensar que son cosas que nos pillan lejos, que vemos en las noticias, que no afectan a nuestro día a día, pero en una sociedad global en la que todo lo rige el dinero, la situación del mercado internacional tiene sus consecuencias en lo que nos toca más cerca. Ahora que se promueve la economía circular, la salud de la economía local está en manos de todos y cada uno de nosotros, consumidores que con sus decisiones de compra pueden apoyar o entorpecer el avance de nuestros pueblos y ciudades.

Mientras Trump amenaza con aranceles a las importaciones que llegan a EEUU, las compras por internet campan a sus anchas porque los precios no pueden competir con los que ofrece la tienda de al lado. Los consumidores se dejan adocenar por las ofertas y por la comodidad de comprar desde su pantalla y que se lo lleven a casa, pero el tendero de la esquina puede satisfacer sus necesidades más allá de eso. 

La competencia de precios es una de las normas del mercado, pero si nos decantamos por comprar local, el comerciante/vecino podrá hacer gastos en otra tienda, o comprar las frutas y verduras de temporada al agricultor de al lado, que podrá acudir al taller más cercano, donde el mecánico podrá vestir con moda de aquí. Al final, esa economía circular reduce su radio y merma las consecuencias negativas de la globalización.