El Museo de Burgos necesita una vuelta. Más exactamente necesita la prometida ampliación y una nueva presencia en la ciudad. 

Hoy en día ya no basta con tener un excelente contenedor, en este caso ubicado en dos de los mejores palacios renacentistas burgaleses como son la Casa de Miranda y la Casa de Iñigo de Angulo. No basta tampoco con atesorar una excelente y completísima colección, representativa del arte de la provincia en todas sus expresiones. Los museos contemporáneos necesitan además tener un gancho, una conexión con la ciudad, y es una pena ver que el actual Museo de Burgos no tiene esa vinculación con los burgaleses, que lo visitamos en pocas ocasiones. Para muchos es el gran desconocido. Y eso que se aprecia el esfuerzo de sus gestores en la organización de actividades y exposiciones temporales para atraer la atención, eso hay que valorarlo. Pero es verdad que la entrada pasa un tanto desapercibida en la bulliciosa calle Miranda, y en cambio el jardín anexo situado frente al Mercado Sur sigue tapiado y desaprovechado, cuando es la oportunidad perfecta para generar ese nuevo espacio de acogida y de relación con la ciudad. Y el museo sigue dando la espalda a la calle Calera.

Esta situación es conocida y asumida desde hace décadas. Ya en 1996 el Colegio de Arquitectos de Burgos convocó un Concurso de ideas para la ampliación del museo, que sirvió de reflexión y de germen de posteriores expectativas. Tras una larga gestación, en 2018 la Junta de Castilla y León convocó por fin el concurso de proyectos, que ganó Estudio Bher, un joven equipo burgalés formado por los arquitectos Diana Hernando y Carlos Bermúdez, con una interesante y atractiva propuesta para la ampliación en lo que fue la Casa Melgosa. Sin duda la nueva fachada a la calle Calera potenciará una nueva relación con el río y la ciudad.

Y ahora que hay por fin un buen proyecto aprobado, con todos los informes favorables (con el esfuerzo y el largo proceso que eso supone), cuando estaba todo preparado para poder licitar las obras… resulta que la Junta de Castilla y León ha renunciado recientemente a la licencia y parece que se paraliza de nuevo el proceso… ¿Qué pasa? Me parece que hace falta alguna explicación.

Mientras vemos importantes inversiones en otros ámbitos, sería lamentable que la cultura quede una vez más relegada en un segundo plano. Si queremos aspirar a ser Capital Europea de la Cultura, esta es, desde luego, una asignatura pendiente. Y por supuesto, es una de las actuaciones necesarias para que la zona sur del centro histórico salga definitivamente de su letargo, junto con el Hospital de la Concepción y la desgraciada Plaza de Vega… pero esa es otra historia.

Mientras tanto habrá que seguir atentos. Y por favor, entren al Museo y disfruten. Es una gozada para los sentidos dejarse llevar por sus salas. No se arrepentirán.