Marian Peña

Observando al Mundo

Marian Peña


Preguntas y angustias

06/11/2024

Es angustioso contemplar las imágenes de destrucción, muerte y sufrimiento que ha dejado la DANA en Valencia, más aún cuando los miles de voluntarios que se lanzaban a caminar por carreteras y autovías para ayudar en las localidades más afectadas afirmaban que lo relatado por los medios se queda corto ante la realidad encontrada en el camino. Además de la fuerza de la tormenta, causa perplejidad el hecho de que, después de cuatro días, estos voluntarios fueran los primeros en conseguir llegar para auxiliar a los vecinos de las localidades más afectadas que a esas alturas todavía carecían de agua y alimentos o que, en algunos casos, seguían aún atrapados en sus casas, en tejados o donde buenamente pudieron refugiarse, impotentes y solos ante la magnitud del desastre. Viendo todo esto uno se hace muchas preguntas.

La primera es por qué si había una alerta roja de la AEMET que llevó a instituciones como la Universidad de Valencia a anunciar ya el lunes la suspensión de cualquier tipo de actividad, otras ni se plantearan adoptar medidas, ni siquiera avisaron a tiempo, para proteger a la población y evitar que acudieran, como que nada pasara, al trabajo o al colegio; o que no contemplasen evacuar a los vecinos de plantas bajas y casas cercanas a ríos y torrenteras. ¿Las alertas, tal y como están concebidas, sirven para algo? ¿Sabemos cómo tenemos que actuar cuándo se producen? ¿Nos han educado en materia de autoprotección ante este tipo de desastres que cada vez van a ser más frecuentes? A mí, no.

También desazona e indigna ver la reacción de muchos políticos que no son capaces, aún a costa de poner en riesgo la vida de las personas, de dejar ideologías e intereses a un lado y concentrarse en hacer frente a la emergencia actuando, aceptando y pidiendo a tiempo la ayuda de quien sea necesario. O de los que utilizan miserablemente la situación para atacar al rival político en el momento en que lo que toca es arrimar el hombro o los que buscan escurrir el bulto de las responsabilidades por sus actos y omisiones. Sin olvidar a famosos empresarios que después de abrir sin apuro sus supermercados el fatídico martes, el sábado se ponían para la foto en medio de la marea de voluntarios.
Que este episodio que ya no tiene remedio, en lo que respecta a la pérdida de tantas vidas humanas, nos sirva para aprender y que la próxima vez, y no duden de que la habrá, todo sea de otra manera y solo tengamos que hablar de que hemos exagerado para proteger a las personas y no de las terribles consecuencias de no haberlo hecho. 

ARCHIVADO EN: Valencia, Autovías, DANA, Aemet