Probablemente, son pocos los burgaleses que tienen conocimiento de la figura del también burgalés Simón Ruiz, aunque la historia del comercio y las finanzas en Europa serían muy difíciles de entender sin poner en valor la participación de este ilustre personaje. Próximos al V Centenario de su nacimiento, que se produjo en la villa de Belorado en 1525, creo que debemos recordar quién fue y qué hizo este notable comerciante y banquero. Por fortuna, existen algunas magníficas biografías realizadas por historiadores franceses, como Lapeyre, entre los que las actividades de este mercader y financiero siempre han suscitado un notable interés. También estudiosos hispanos, como Manuel Basas, se han acercado a él y a su familia con magníficos resultados. Aun con todo, su imponente archivo, declarado Registro de la Memoria del Mundo por la UNESCO y custodiado en Medina del Campo, sigue proporcionando notables aportaciones al conocimiento de la economía europea del siglo XVI.
Simón Ruiz llegó a ser una de las más grandes fortunas de Europa gracias a sus actividades mercantiles con lanas, cochinilla, especias, aceites, cobre, etc., uniendo Europa, América y Asia, contribuyendo a crear una red de comercio global, en la que ciudades como Burgos, Sevilla, Bilbao, Medina del Campoo, Hamburgo, Amberes, Florencia, Lisboa, etc. fueron algunos de los núcleos en los cuales construyó su imperio a través de los múltiples empleados de sus compañías. Fue uno de los grandes impulsores de las letras de cambio que favorecieron la fluidez de las actividades económicas en estos momentos finales del Renacimiento, llegando también a convertirse en uno de los banqueros más importantes del momento, al mismo nivel que los Fugger, siendo uno de los prestamistas de Felipe II. Su actividad como mecenas y protector de desvalidos queda evidenciada en distintas fundaciones como el Hospital General de Medina del Campo, uno de los más modernos y mejor dotados de la España del momento. Sin duda que este V Centenario de su nacimiento será un buen momento para que Burgos, Medina del Campo y Belorado realicen un esfuerzo que consiga recordarnos a una de las figuras que más contribuyó a la creación de un mundo global e interconectado, empeño en el que España tuvo un notable protagonismo.