Como el que tiene boca se equivoca y por la boca muere el pez, y rectificar es de sabios, quiero unirme al grupo de los pocos que en el mundo han sido para corregir unas afirmaciones por mí realizadas en este mismo sitio.
En el texto titulado ¡Qué mal!, manifestaba mi desagrado ante el resultado de las obras de la Glorieta Rosales. Me adelanté como los almendros. Resulta que la 'brea negra' de la que yo me quejaba correspondía a una fase intermedia: llegaron unos operarios con sus máquinas, pulieron el suelo y retiraron la capa externa negra y dejaron el suelo de un gris claro, color cemento, más bien anodino, que tampoco me gusta, pero que da un aspecto menos plasticoso. Por supuesto, la cancha de deporte me sigue pareciendo una aberración en esta ubicación.
En ese mismo texto, me quejaba de los horarios del auditorio de la Casa de la Cultura. Por lo visto, me expresé mal y algún trabajador de esta ilustre Casa se ha sentido ofendido y me ha manifestado su malestar. Más que una rectificación, esto va a ser una aclaración. Nada más lejos de mi intención que ofender a personas que hacen tan bien su trabajo; mi crítica no iba contra ellos, sino contra la aparente falta de voluntad política de solucionar el problema. Y digo aparente, porque parece ser que ya se está trabajando en cambiar esa limitación de horarios tan molesta. A ver si es cierto.
Y puestos a rectificar, una puntualización para nuestras autoridades educativas que tanto pecho sacan con los resultados del informe PISA de los alumnos de Secundaria: si los alumnos son excelentes no es GRACIAS A las altas instancias educativas, sino A PESAR DE ellas. El mérito corresponde a padres y los profesores (nuestras condiciones laborales son mucho peores que las de otras CCAA). Es el trabajo de base el que tiene el mérito, a pesar de la cicatería y el desdén con los que nos tratan.
Siendo las fechas que son, permítanme felicitarles estas fiestas que se acercan, desde Nochebuena hasta Reyes. Aprovechen para descansar, divertirse y estar con los que nos quieren.