Carlos Alonso de Linaje

Crecimiento económico

Carlos Alonso de Linaje


Demagogia

15/01/2025

No sólo los niños de corta edad estimulan su esperanza de hacer realidad sus deseos con el simple hecho de verbalizarlos de forma oral o escrita en misivas a los Reyes Magos. Esta semana hemos podido comprobar cómo nuestros políticos, en un alarde de tomar por ingenua a la población, han hecho lo propio. 

A nadie se le escapaba a finales de la década pasada que el periodo medio de promoción de una vivienda no es inferior a tres años; desde que se consigue el suelo, se redacta el proyecto, se obtienen las licencias y se lleva a cabo la ejecución. Por lo tanto, aquellos que presumen de velar por nuestro bienestar y teniendo en cuenta los datos de las promociones llevadas a cabo desde el final de la crisis de la construcción, que han sido escasas, debieran de haber tomado medidas para que la oferta no se hubiese reducido a los niveles que lo ha hecho. 

En los últimos años, la población española se ha incrementado en los habitantes de derecho en casi medio millón de personas al año, seguro que los de hecho han sido algunos miles más. Y pese a ello, nadie se ha percatado de que la vivienda es un bien necesario con una ecuación muy sencilla. Si tenemos más población, edificamos menos y los no residentes compran casa para venir de vacaciones a España, inevitablemente el precio sube. Para ayudar a la población a acceder a la vivienda, el Estado eliminó la deducción para la compra de vivienda en el IRPF, manteniéndolo hasta la actualidad.

El IVA y el impuesto de Transmisiones Patrimoniales se han mantenido sin bonificación para la mayoría de los ciudadanos. Y todas estas medidas encontrándonos en máximos históricos de recaudación impositiva.

Pero no debemos preocuparnos, porque ya todos anuncian que el milagro está cerca, que conseguirán promover viviendas por miles para contener los precios y nos bajarán los impuestos relacionados con los inmuebles para facilitar el acceso a tan preciado derecho constitucional, eso sí, siempre que el ciudadano tenga menos de cuarenta años; es difícil justificar semejante discriminación por razón de edad. Apoyen ustedes a aquellos que lo necesitan, sin importarles la edad. ¿O es que sólo nos importan los titulares?