El asesino se topó con su mujer tras matar a Valentín

I.M.L./ Aranda de Duero
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Accedió al domicilio con unas llaves que no eran suyas y con heridas visibles, lo que hizo que su pareja se temiese lo peor. De ahí, fue a su empresa a robar un vehículo con el que emprendió la huida

El féretro es conducido al interior de a la iglesia parroquial de Zuzones. - Foto: Luis López Araico

Javier L. se encuentra en prisión desde el domingo por la tarde por los delitos de homicidio, maltrato en el ámbito de la violencia de género, robo, robo de uso de vehículo a motor, atentando contra la autoridad, daños, resistencia a la autoridad y lesiones. Aunque se negó a prestar declaración ante la jueza de Instrucción 1 de Aranda, los investigadores del Cuerpo Nacional de Policía han podido reconstruir con bastante precisión lo que ocurrió en esas trágicas 24 horas que acabaron con su suegro, Valentín López, muerto a cuchilladas. La última persona que vio al criminal antes de su detención fue su propia pareja, cuando se presentó en la vivienda de los padres de ella, con unas llaves que no eran suyas y con varias heridas visibles, lo que le hizo temer a la mujer que algo grave había hecho. 

Según fuentes de la investigación, el homicida hizo varios intentos para contactar con su mujer con la excusa de recoger una carta certificada desde las 15 horas del jueves, con videollamadas y mensajes de whatsapp que ella no atendió. A pesar de que llevaban 12 años casados, estaban separados y ella había abandonado el domicilio familiar para instalarse en casa de sus padres. La jueza ha acordado ahora suspender la patria potestad de la hija común y le ha prohibid acercarse o comunicar con madre e hija y con su suegra.

Para evitar que se encontrase con su pareja, fue el padre el que accedió a acudir al piso de la calle Benjamín Palencia para recoger la misiva, momento en el que se produjo el fatal desenlace que acabó con la vida de Valentín López. El relato de lo que sucedió a continuación quedó reflejado en las diligencias policiales abiertas con el testimonio de la hija de la víctima, que explicó a los agentes que en torno a las 18:30 horas su pareja apareció en el piso familiar, en la avenida Castilla, con unas llaves que no eran suyas, «muy nervioso», con heridas visibles y con una actitud que le hizo sospechar que «llevaba escondido algo».

Tras ese encuentro, ella acudió a la Comisaría de la Policía Nacional de Aranda para interponer la denuncia contra él, en principio por malos tratos. En ese momento las patrullas fueron al domicilio de la calle Benjamín Palencia para encontrar, en torno a las 20 horas, el cuerpo sin vida de Valentín López y el arma homicida.

Mientras tanto, el asesino emprendió su huida. Fue a la empresa donde llevaba trabajando 23 años, aunque en estos momentos estaba de baja por motivos psicológicos. Al tener llaves y los códigos de la alarma, entró sin problemas. Relatan responsables de esta compañía a DB que «se le ve perfectamente en las cámaras de seguridad muy tranquilo, estuvo 25 minutos buscando cosas, se llevó móviles y algo más, además del coche con el que se fue».

Con el vehículo robado, se escondió del dispositivo policial que le buscó por Aranda y localidades como Zuzones u Hontangas, pero los investigadores creen que se ocultó en el campo. Casi 24 horas después del homicidio, la Policía Nacional le localizó en el coche robado a la altura de la localidad segoviana de Carabias donde, tras oponer resistencia y embestir a un vehículo policial, fue detenido y trasladado al Hospital de los Santos Reyes muy agresivo y alterado.