Javier Fernández Mardomingo

Cortita y al pie

Javier Fernández Mardomingo


Votar no siempre es lo mejor

21/06/2024

Aunque haya quien presuma de ello. Adalides de la democracia para los que la suya es la única posible, aunque a la hora de aplicarla, se disimule con bastante eficacia. No deja de sorprender la clase política de nuestro país, que suele guardarse las fechas clave para sacar los pies del tiesto y aprovechar sus minutos de gloria para hacer un poquito el ridículo. A Íñigo Errejón eso se le da de miedo. Es uno de esos que acostumbran a exprimir cualquier situación para ganar un protagonismo que su trabajo parece no les otorga.

Errejón, al que muchos de los que leen puede que no pongan cara, es portavoz de SUMAR en el Congreso. Por fin tiene un cargo. Lo suyo le ha costado. Tres partidos después y unas cuantas elecciones, el muchacho por fin pisa moqueta y despacho.

El caso es que el bueno de Íñigo se descolgaba el otro día diciendo que, como son demócratas, no defienden a un Rey que nadie ha elegido. Y lo dijo cuando se cumplían diez años de reinado de Felipe VI. Diez años ejemplares y en los que ha conseguido que la Corona sea la mejor valorada y menos podrida de las instituciones de nuestro país, pero eso ya es para otro día.

Sorprende que Errejón, cuya líder fue elegida con el único y absolutista voto bajo palio de Pablo Iglesias, pida que se elija al jefe del estado. Pero sorprende más todavía cuando uno recuerda que el bueno de Íñigo se presentó a las elecciones para presidir la Comunidad de Madrid y duró tres meses de diputado. Era más goloso el caramelo del Congreso. Le votaron en ambas, que conste. Y salió. Pero duró lo dicho, tres meses.

Sorprende que diga eso de nada que celebrar porque no se vota a un Rey cuando fundó Más País de un día para otro y se colocó de cabeza de cartel por obra y gracia de una asamblea fake. Pero sorprende más aún que lo diga uno que ha elogiado a Fidel, reconocido demócrata, y a Chávez, que vive y la lucha sigue, como suelen cacarear.

Errejón por fortuna es prácticamente irrelevante en la vida pública española y dentro de poco lo será del todo. Pero ahí queda la corriente de radicales disfrazados de intelectuales de boquilla y verdes de botellín y acera. Imagínense ustedes si se votara al jefe del Estado e imaginen quién podría presentarse. Viendo la monarquía actual, la futura y poniendo en frente a la clase política, a toda o prácticamente toda, hay veces que es mejor no pasar por las urnas. No vaya a ser.