¿Y bien? El mundo en guerra y en paz España sola. Menuda paz, si Machado levantara la cabeza. La semana ha sido como para ponerla en las facultades de política, que se ve que todavía tienen alumnos. Muchachos, esto es lo que no hay que hacer cuando seáis mayores.
Sucede que en la España en paz de la segunda semana de octubre nos hemos enterado de que el Gobierno legisla para beneficiar al verdugo. Sucede que la oposición se entera por la prensa. Y sucede que la encargada de explicarlo tiene el cuajo de mentir, a sabiendas de que lo hace, confiando en que somos todos una panda de imbéciles de manual.
Pero sucede que lo más grave es que mientras, enredados en debates líquidos y problemas que ellos generan, pero no resuelven, en las tabernas las gentes hablan de otras cosas. Hablan de que no hay un piso que les encaje porque está la cosa imposible. O de que en su portal hay cuatro cajitas con llaves prestas para el alemán que venga a cocerse el viernes. Las gentes hablan de la inmigración, para bien o para mal, y de que lo del fijo discontinuo no cuadra.
La semana es para verla. Los que pueden no hacen y los que deberían denunciarlo están en la inopia, que decía Don Braulio en el colegio. Debe ser aquello de discutir con ignorantes, que te llevan a su terreno y ahí te ganan por goleada.
Han conseguido, Gobierno y oposición, tapar incluso el hecho de que en el centro de operaciones de Ferraz se tire de la máquina del fango para atizar a Tudanca. Que nunca ha levantado la voz y, para una vez que lo hace, le intentan cortar la lengua como a Víctor Jara.
Han conseguido que en paz España sola se dé cuenta de que no se puede mandar a golpe de twitter. Que la legión de asesores de Feijóo no se entere del gambazo es grave. Casi tanto como que la legión de Pilar Alegría no sepa decir a su jefa cómo no engañarnos con esa sonrisa profidén desde el Consejo de Ministros. Pregunte lo que quiera, que responderé lo que me dé la gana, que decía Fraga.
Y así transcurre una semana en España en la que encima va y se quita Rafa Nadal. España a la que en paz y sola no hay que subestimar porque nunca sabes lo que mañana traerá la marea. Y si no, que le pregunten a Machado que también decía aquello de que aquí nueve embisten y uno piensa. ¿Seguro que sólo nueve?