Claudia Vicente

A vuelapluma

Claudia Vicente


Disculpe, pero no, no tengo fuego

15/12/2023

Para una persona como yo, pelín obsesionada con la estética de todo lo que me rodea y su vertiente cinematográfica, por no decir peliculera y punto, no saben lo difícil que está siendo escribir estas líneas sin tener un cigarrillo encendido. Acabo de vapear de una cosa sin nicotina sabor a sandía, pero que es fea de narices y no tiene droga, así que tampoco nada de gracia. Pero es que me prometí que este año dejaba de fumar y me estaba quedando corta de tiempo, así que me toca el triple salto con tirabuzón, dejarlo de verdad, dejarlo en Navidad, y no engordar, porque si veo que engordo se me va a olvidar por qué lo dejo, que igual está mal decirlo, pero es así.

Y se estarán preguntando, qué me importa a mí que esta petarda deje de fumar, que lo entiendo perfectamente, pero hay algo que tienen que saber, gran parte de dejarlo es contarlo, porque nos movemos por la vergüenza, y no hay nada que dé más vergüenza que un fracaso, por lo cual les pido disculpas, pero no va a quedar ser humano al alcance de ningún medio de comunicación al que esta exfumadora pueda acceder que se quede sin saber que la menda lleva 5 días sin fumar, y lo que le queda.

Y la ilusión que me ha hecho que quieran prohibir fumar en las terrazas es inenarrable, como si Mónica García fuera ministra de Sanidad solamente por mi voto, va la tía y me echa este capote, que habrá a quien le parezca exagerado, pero a los que estamos en mi situación es súper necesario.

Si ya habíamos dejado de tener ganas de fumar en espacios públicos, autobuses, aviones, incluso bares, discotecas y afters, imagínense lo que es sentarse al solecito de una terraza con una cerveza bien fría y un platito con tres gambas y que no apetezca encenderse un Marlborito, porque por paternalistas que parezcan, estas medidas funcionan.

Y lo de prohibir fumar en los vehículos particulares, pues qué les voy a contar, por mucho que me gustara el humo hace 5 días, no hay nada más asqueroso que un coche en el que se fuma, aunque tampoco es agradable un sobaquillo abandonado y nadie ha legislado la obligatoriedad del desodorante.