¿Por qué tengo que elegir entre Motos y Broncano? En este septiembre en el que la que realmente ha vuelto al cole es la televisión después de estar apagada todo el verano, de repente nos vemos envueltos en el enésimo falso dilema del titular facilón. Guerra entre Motos y Broncano, la 3 y la 1, el uno y el otro. Y, sin gustarme un pelo ninguno de los dos, me veo teniendo una opinión e intentando cenar viendo a un tipo y sus dos o tres amigotes, con una amigota de vez en cuando, haciendo entrevistas que no se ha preparado porque la gracia está en no preparárselas. Igual que hace otro tipo que además tiene hormigas. Pero qué invento es este. Hasta en el Deluxe los colaboradores se preparaban la previa, sabían lo que querían sacarle al personaje, nos daban una narrativa, un ritmo, hasta un Jimmy Jiménez Arnau. Pero estos otros dos, ¿qué nos están dando? ¿Encefalograma plano para antes de dormir? Porque toda esa relajación mental se la cargan con la música que ponen para rellenar sus silencios.
El espacio de la entrevista, la cultura pop, la divulgación y también el entretenimiento está muy lejos de la tele. La tenemos en el pódcast, donde, mira qué casualidad, las que más entrevistan son las mujeres. Tenemos desde la esfera más mainstream con Vicky Martín Berrocal hasta la más alternativa con Esty Quesada, que lejos de ser una pringada es más lista que el hambre, y tiene una lista de referencias cinematográficas que haría palidecer a cualquier cowboy de media noche. Si lo que te gusta es una buena arenga feminista las Deforme Semanal y Victoria Martín te dejarán como nueva, y, si no sabes qué leer, qué exposición ver, o qué serie poner, siempre es una delicia escuchar a Noelia Ramírez y Begoña Gómez en Amiga date cuenta, dos periodistas culturales que lo mismo saben de por qué en todas las pelis catalanas tienen una casita en la Costa Brava, que te abren una tertulia con geishas de la gentrificación de Málaga, que te explican por qué son tan peligrosos los nómadas digitales para el tejido social de los barrios. Vamos, mucho más enriquecedor que saber qué dinero tiene un señor en el banco o si cierta actriz duerme con ropa interior.