Por mi trabajo a veces tengo que ir a las casas de la gente, es una de las cosas más divertidas que hay. Llegamos todo un equipo de rodaje, con promesas de dejarlo todo igual de como lo encontramos, con un buen seguro por si rompemos algo y la supuesta mirada profesional de que estamos allí para trabajar, no para cotillear. Ejem.

Estando en esta última casa de paredes estucadas que escondían las puertas de los dormitorios, una gran idea para aprovechar el espacio, una mala idea para el jersey que se me quedaba pegado constantemente a ese estuco del Leroy Merlin que parecía hecho de velcro, vi un gran sofá. Un sofá enorme, un sofá más grande que mi primer piso en Madrid, un sofá para alquilar a una familia y que te monten una manifestación porque basta ya de alquilar cualquier cosa a precio de chalet en agosto en Menorca, pero me voy del tema. Había un sofá enorme con algo que nunca antes había visto en un sofá. El mamotreto tenía conexión usb para que cargaras el móvil.

He visto cosas en estos años, he visto la habitación de los chihuahuas con su correspondiente vestidor, una plantación de marihuana escondida en un jardín zen japonés, el aerógrafo con el que una influencer de fitness se pintaba las abdominales, de todo, pero esto sí que no me lo esperaba, y, la verdad es que no sé qué pensar. ¿Es el sofá que te carga el móvil el mejor accesorio que nos podemos echar este otoño? ¿Es el mejor upgrade deluxe para el finde de peli sofá y mantita o el último cable que enrollarnos al cuello cuando se nos junta el descenso de horas de luz con la depresión preinvernal? Por no hablar de otros aspectos como qué hago, ¿lo tiro cuando desaparezca la conexión usb porque pongan otra mejor? o si puede coger virus el sofá y querer clonarme el móvil o morderme en el culo. 

Una parte de mí quiere odiar muy fuerte ese sofá como representación de que la máxima expresión del lujo es el no hacer nada, pero nada de nada, nada de quedarse enchufado al sofá y ni salir a la calle. Otra parte sabe que lo va a echar de menos la próxima vez que quiera echar la siesta y me quede un 20%.