La primera operación salida del verano comenzó sin grandes picos en los niveles de circulación ni tampoco incidencias reseñables en las carreteras burgalesas. A lo largo del fin de semana se espera que por la provincia circulen cerca de 65.000 vehículos, de manera que se recupera el tráfico perdido durante las dos temporadas anteriores, cuando las restricciones por la covid-19 limitaron los desplazamientos. Es, de hecho, el primer estío de la nueva normalidad, el cual no arranca de la mejor manera. Porque en lo que va de 2022 ya han perdido la vida en el asfalto siete personas en Burgos, dos más que en junio del pasado ejercicio. Es la peor cifra desde 2018.
Todos los fallecimientos se concentran en los tres últimos meses. Hasta marzo, la provincia había esquivado la fatalidad, aunque desde la DGT advertían de que la siniestralidad iba en aumento. No en vano, desde la irrupción de la pandemia han tenido que volver a mensajes que parecían ya olvidados para concienciar sobre el exceso de velocidad y, sobre todo, para evitar las distracciones al volante.
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