La suspensión de la incredulidad es algo que todos hacemos cuando leemos una novela de ficción, vemos una película o una serie de televisión. Es lo que nos hace ver verosímil que la reina monte en un dragón y no pensemos, anda ya, eso es imposible, y podamos disfrutar inmersos en una historia que, si nos la pusieran en el telediario nos daría la risa floja. Lo que no me esperaba en ningún caso es que, desde hace unos años ya, tengamos que echar mano de esta suspensión cuando se trata de la política internacional, más en concreto en la de EEUU.
En 2016 asistimos atónitos a la llegada de ese señor naranja a la Casa Blanca y con él tuvimos que creer, porque eran ciertos hechos como la creación de un muro, beber lejía contra un virus chino o el juicio de Stormy Daniels y los señores con cuernos en la cabeza que entraron en el Capitolio cuando se fue. Así que no nos extraña para nada que ahora que quiere volver se viralice la foto tras su atentado y los terraplanistas que le votan se pongan apósitos en la oreja como accesorio de moda. La estrella de la telerrealidad convertida en presidente hace que hasta un atentado tan preocupante parezca parte de un guion para llevarle en cohete de vuelta al teléfono rojo.
Y ahora, de repente, una nueva esperanza se despliega ante nuestros ojos, y lo hace con el color verde lima de la portada de un disco de una jovencísima artista británica. Porque, de repente, la juiciosa Kamala Harris, la opción lógica, tan lógica que veíamos que era imposible que ganara en ese circo de tres pistas, se viene arriba en TikTok porque Charlie XCX ha puesto un tuit diciendo 'Kamala is brat', y de repente toda esa caspa de la tele de Trump se ha barrido con gente bailando en redes sociales. Los 81 millones que recaudó en donaciones el primer día de candidatura palidecen ante el impacto de ese brat -mocosa en español-, que se refiere, según su propia autora, a 'esa chica que es un poco desordenada y le gusta la fiesta y tal vez a veces dice algunas tonterías, que se siente ella misma, pero luego también tal vez tiene una crisis nerviosa, pero se divierte un poco a mientras tanto'.
Esperanzador y espeluznante a partes iguales.