Las aventuras de Piqué en la Kings League podrían titularse algo como Esos locos locos pijos con sus locas locas tonterías. ¿A quién puede sorprenderle que incite a sus seguidores a hacer gamberradas (delitos) y se ofrezca a pagarles la multa? Estamos hablando de un señor, que junto con Messi, otro que tal baila, consideraron desternillante robarle una moto a un técnico del Barça, porque era vieja y hacía mucho ruido, meterla en un contenedor, y quemarla. Al día siguiente le regalaron una de lujo, y la prensa deportiva lo tildó de detallazo. 

Este tipo, que ha ido a cole bueno y tiene ínfulas de empresario de éxito, demuestra una vez más lo infantil que se puede llegar a ser cuando se tiene dinero. La dignidad del técnico yendo a trabajar como le daba la gana se tapa con la moto que nunca hubiera podido pagar, la del policía al que incita a que le choquen la mano sin permiso, solo para grabarlo y echarse unas risas, bien le valen los 300 euros de la sanción, los daños que se puedan causar al mobiliario urbano, o a una fuente del siglo XVIII, se solucionan repartiendo entradas entre sus adeptos, cual rapero lanzando dinero en un club de strip-tease. Genial.

¿Por qué lo hace? Porque puede. Y porque cuando eres tan pijo, es lo único que te importa. No es un mecanismo mental muy diferente al de Daniel Sancho pidiendo ayuda a Felipe Juan Froilán 'de todos los Antros' desde una cárcel tailandesa, porque cuando te crees que todo se puede pagar, entras en fase de delirio total. Menos mal que el de Abu Dhabi algo ha aprendido y ni siquiera se dignó a contestarle.

Sabíamos que desde hace tiempo el fútbol es un circo, pero cuando ha entrado Twich de por medio se nos han multiplicado las pistas. Si hasta Ibai Llanos se está cansando de él, ¿cuándo nos cansaremos los demás? Espera, no te lo pierdas, que la Shakira le ha sacado otra canción. ¿Alguien me da un poco de arsénico, por compasión?