En época de mi madre, allá por el año de la guerra, muchas personas preferían ver mal que ponerse unas gafas, sobre todo si eras mujer. El motivo, evitar la vergüenza de que te señalaran socialmente, especialmente en los pueblos, como persona 'defectuosa'. En los tiempos de mi infancia, la palabra 'gafotas' era una de las preferidas del matonismo de colegio, ese al que ahora llaman bullying. Los niños y niñas con gafas, quizá porque no eran tantos como ahora, por aquello de la diferencia y de la supuesta debilidad, se convertían en unas de sus víctimas favoritas. 

A día de hoy, esos problemas de la vista que entonces afectaban a una minoría se han generalizado y, quizá por ser algo tan frecuente, hemos olvidado que son una discapacidad que, dependiendo del grado, puede llegar a condicionar la vida de las personas que los sufren, además de suponer una importante carga económica. Para aquellos que tienen la suerte de no saberlo, comprarse unas gafas en caso de 'miopía magna' no baja de los 500 euros, eligiendo una montura normalita.

Por eso ha sido una alegría escuchar a la ministra de Sanidad manifestar que el Gobierno va a incluir en las prestaciones de la Seguridad Social la financiación del coste de gafas y lentillas. Pasada la alegría inicial, todo queda en nebulosa, como si mirara un miope sin gafas. Cuando uno intenta conocer más detalles, la afirmación de la ministra resulta ser una intención con el vago plazo de «en el transcurso de esta legislatura». Tampoco existen un plan concreto ni unas mínimas pautas que den pistas sobre los requisitos que deberán reunir los posibles beneficiarios. Porque, si esta subvención llega a hacerse realidad, tengo claro que no va a alcanzar para todos puesto que las últimas estadísticas indican que siete de cada diez españoles usan ya gafas o lentillas y que dentro de un par de décadas el 50% de la población sufrirá de miopía.

Hasta que el anuncio se haga realidad, no estaría de más hacer un estudio serio sobre las causas que están provocando la generalización de los problemas de visión, para poder prevenirlos, y sobre las alternativas a la corrección por los métodos tradicionales que, al parecer las hay, aunque no beneficien al negocio.