Hace 4 meses hablaba en esta columna de Gaza, y hoy tengo que volver a hacerlo, porque «sea la hora que sea, hay que acordarse de Gaza», como dice el Gran Wyoming todos los días al comienzo del programa El Intermedio.
No se nos debe olvidar este genocidio que permitimos mientras lees estas líneas; este sinsentido de tirar bombas y paquetes de comida a la vez; de no dejar entrar víveres por tierra pero sí por mar, obligando a crear puertos flotantes e infraestructuras caras e inefectivas mientras destruimos hospitales. Porque, insisto, seguimos del lado equivocado, del de los amigos de los que invaden y matan. Es verdad que somos uno de los amigos que más molestan, pero poco más. Y no es una cuestión de ideología política, sino de humanidad.
Me contaba una muy buena amiga que vive en Jordania que los jordanos que se lo pueden permitir ya no quieren ir de vacaciones a Francia o Italia; que quieren venir a España. Que ya no quieren enviar a sus hijos a estudiar a EEUU sino a España. Me queda el consuelo de que nuestros gestos hayan marcado una diferencia con otros países, pero no podemos quedarnos ahí. Tenemos que avanzar mucho en la condena, el bloqueo y las sanciones a Israel para ser coherentes con nuestros principios y nuestra supuesta defensa de los Derechos Humanos. Mejor si es con la Unión Europea y la ONU, pero si no es posible, debemos dar el paso solos, para abrir camino.
Y si no lo hacemos por defender nuestros valores, hagámoslo por interés. De la misma manera que a los ricos de los países capitalistas les interesa que los pobres no estén muy cabreados para que el sistema no se venga abajo, a los israelíes y sus amigos les conviene no cabrear mucho a los palestinos ni a sus amigos. Porque cada niño que sobrevive en Gaza, sin comida, sin brazos, sin piernas, sin hermanos, sin padres y sin esperanza es un potencial miembro de Hamás, que crecerá con la semilla de la rabia y la venganza germinando en su vientre. Porque cada bomba que cae en Gaza crea más terroristas que los que mata. Aunque solo sea por interés, hagamos todo lo que esté en nuestra mano para parar esta masacre ya.