Muy queridos míos, no sé qué diantres nos pasa como individuos o como sociedad, pero cómo nos ha gustado esto de insultar. «¿Cómo no te has acordado de 'cerril' con todos los que hay por este mundo?», me comentaba una querida amiga tras leer el mes pasado El arte de insultar. «¡Te ha faltado 'desgarramantas', que lo usaba mucho mi abuela!», comentaba otra. Y, por lo que me han dicho, también me he dejado a algún que otro 'mangarrán' por el camino.
Comprobado que la mala breva está a flor de piel, y no les puedo culpar tal y como está el patio, he pensado que quizá podríamos dar un repasito más a la RAE y a la jerga popular para avanzar en esto de los agravios y tener material de sobra para cuando nos pongamos frente al televisor y veamos a cualquier 'trapisondista' tratando de darnos la lección, enredadores varios que crean polémicas vacuas que casi desaparecen al día siguiente. También en los periódicos salen habitualmente muchos 'viceversas' o 'cambiachaquetas', ya saben esos que sin querer son leales a Groucho y a su teoría de los principios.
'Lechuguinos', 'currutacos' y 'petimetres' son habituales en el día a día. También los 'melindres' y algún que otro 'mojigato' o 'fariseo' se pueden cruzar en nuestro camino, por no hablar de los 'chirimbainas', 'fulastres' o 'gurriatos'. No me quiero venir arriba porque es puritita fantasía lo que el diccionario esconde… Pero solo conozco a una persona en el mundo que te insulta con total naturalidad llamándote 'tontobobo', así, todo bien seguidito, como el pasodoble. En el diccionario aparece 'tonto, bobo' como significado, por ejemplo, de 'lipendi'. Y es que no sé si habrá palabra con más sinónimos en nuestra lengua que para llamar a alguien tonto: 'zonzo', 'mentecato', 'bausán', 'merluzo', 'pusilánime', 'mamacallos', 'zompo', 'lelo', 'estulto'… 'Zapallo', 'guanajo' (o 'guanaco'), 'noneco', 'maje', 'turro' o 'cantimpla' también nos sirven aunque estos tienen su origen al otro lado del Atlántico. Y si lo quieren decir con música, ya lo cantaba Lolita Garrido: Eres tonto, muchacho, tú eres tonto/ Y en tu casa lo tienen que saber/ Porque aquí estamos hartos de saberlo/ Que eres tonto y qué le vas a hacer.