Sé que ha pasado ya una semana desde que se celebró el 'Día de la Madre', pero convendrá conmigo, querido lector, que una jornada de tales características bien merece una columna (o dos si es caso), por mucho que ustedes y yo lleguemos tarde al análisis en este nuestro habitual ratito que compartimos. ¿Por qué? Pues sinceramente creo, al menos en este caso, que la respuesta es bastante obvia. Y es que, como reza la propia definición de la mencionada palabra –voz, por cierto, de origen latino como la mayoría de nuestro idioma-, 'Madre' significa matriz, fuente, origen o materia prima. Es decir, un inicio de la propia existencia de la que absolutamente todo, y todos, procedemos.
Trate de mirarlo de esta manera: analizando en perspectiva conceptos como 'madre Tierra' o 'madre Patria'. Expresiones conocidas que solemos utilizar prácticamente a diario para hablar del planeta en el que vivimos o del lugar del que procedemos, y palabras también que usamos siempre con el cariño y la devoción que merecen dado que, de manera implícita, en ellas va embebido el amor y el sentido protector de lo que queremos transmitir; esto es, una idea, una realidad, o un lugar al que anhelamos volver porque es ahí, o allí, donde nos sentimos nosotros mismos o donde nos encontramos a gusto y protegidos.
Sencillo, ¿no? Pues si eso ocurre con dichas figuras, qué no ocurrirá igualmente con la acepción más habitual de la palabra: la de progenitora. Porque nacemos de ellas, pero también porque vivimos con ellas y porque son ellas las que están a nuestro lado tanto en las alegrías como en las penas. Sufriendo en la enfermedad y alegrándose en nuestros triunfos. Todo, además, desde que llegamos al mundo y mientras crecemos y nos desarrollamos. Mientras evolucionamos en el tortuoso camino de la vida para alcanzar la madurez, y hasta el inesperado momento en que nos tienen que abandonar. Por ese mismo motivo, y porque un solo día no les hace justicia alguna, gracias a todas las Madres por ser y por estar. Pero no un día. Todos los días de nuestra vida. ¡GRACIAS!