Rosalía Santaolalla

Sin entrar en detalles

Rosalía Santaolalla


Educación sexual

29/09/2023

Ni un partido, ni una asociación, ni un sindicato: ha sido la Fiscalía de Madrid la que ha señalado como imprescindible la adopción de medidas educativas para que los menores no banalicen la violencia y el sexo. El aumento de la violencia sexual y el maltrato entre jóvenes está recogido en su última memoria anual, pero no es el único ámbito desde el que se está alertando sobre esta situación. Las penúltimas, un grupo de madres -todas madres, sí- de un pueblo de Badajoz, que denunciaron la difusión de imágenes de sus hijas desnudas creadas con inteligencia artificial. Y mientras, ese goteo incesante de noticias de abusos, agresiones y violencia de las que son víctimas, sobre todo, las mujeres. Se hace muy difícil entender a quienes claman por su derecho a escoger si sus hijos reciben educación sexual y es hasta doloroso el sarcasmo con el que personas con voz pública se refieren a palabras como consentimiento. 

La ultraderecha, tapándose ojos y orejas, supongo que porque lo que está pasando desmonta esas teorías que implican a locas feministas que exigen derechos que ya tienen y presentan denuncias falsas, se dedica a retirar guías y libros relacionados con la educación afectiva y sexual de bibliotecas y espacios juveniles. Obviando otro hecho del que alertan los expertos: el porno llega a menores cada vez más jóvenes, que llegan a considerar normal el sexo violento y abusivo. En la serie Sex Education, un par de avispados alumnos de un instituto británico crean un consulta para resolver las dudas relacionadas con el sexo que les plantean sus desorientados compañeros. Lo que Otis y Maeve terminan demostrando, a los demás y a sí mismos, es que el despendole hormonal es normal y mucho más sano si lo primero que se tiene en cuenta en las relaciones es el respeto a los deseos del otro. Esa lógica también se enseña.