Una de las idioteces generales practicadas por la mayoría hoy es creernos un país. Lo mismo da este que el otro, Francia, que España, Portugal, que Marruecos. Por redes corre un antiguo y divertido sketch del cómico británico Eddie Izzard que cuenta en un fingido diálogo cómo Gran Bretaña se hizo un imperio: robando países. 'I claim India for Britain'. 'You can't claim as we live in five hundred million of us'. 'Do you have a flag?' Y todo el mundo rompe a reír. La clave del asunto: un país existe si tiene bandera, el símbolo, pero, sobre todo, como diría una pitonisa de la tele, si, a través del símbolo, se lo creen sus nacionales.
¿Pero qué es un país? ¿Votarían Uds. para elegir a quiénes forman parte o no de su país? ¿Para qué queremos un país? Estas son preguntas fundamentales. En primer lugar, porque los países los inventamos los humanos en función de factores históricos o lingüísticos o económicos o geográficos o todos ellos entremezclados. En general, las razones que la gente repite suelen ser mentira -mitos-.
Los países actuales son muy modernos, pueden haber nacido por vocación o por descarte, pero siempre disfrazando su historia. La cosa está en saber para qué desean existir, cuál es la razón, la necesidad de su ser… Para mí, todo se reduce a dos preguntas: ¿para joder, -quien dice joder dice oprimir, explotar o exterminar- a quien no piense como cierta ideología dominante religiosa, política, clasista, sexista, racista? ¿O para crear una comunidad de mínimos democráticos -respeto, tolerancia, educación, convivencia- y máximas oportunidades para todo el mundo? Si no compartimos un compromiso de mínimos, todo se vuelve irrespirable. No es un país, es un avispero al borde de su implosión.
¿Para qué quiere, por ejemplo, la derecha, España? ¿Para qué la quiere Vox? ¿Qué piensa el votante aguerrido cuando Abascal da la orden de abandonar los gobiernos regionales y ve las caras apesadumbradas de los propios vicepresidentes y consejeros que no dan crédito? ¿Por qué le importa más a Abascal Orban o Trump o Putin y votar en contra del Partido Popular Europeo en Bruselas que legislar en Valladolid o en Valencia? ¿Su lealtad dónde está, con quién está? ¿Y la del PP, emponzoñando la Justicia, haciendo suyo un radicalismo antimigratorio mientras gobierna autonomías de ancianos? ¿Votaría para expulsarnos a quienes no les votamos?
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